En la urbe porteña el reloj marca las cuatro de la tarde. Rosa Cortez baja despacio del bus. Se queda en la esquina de Capitán Nájera y avenida Quito. Avanza a paso lento y cojeando un poco, quizás por su avanzada edad o por el sol incandescente. Ve un local de venta de muebles y gira a izquierda.

El olor a madera recién pintada la marea un poco. Luego la humedad del clima hace que el sudor bordee su frente, pero al ver a sus amigos que la reciben afuera del club de fans de Julio Jaramillo, dibuja una sonrisa en su rostro.

Recuerda que fue hace cuatro meses cuando, tras comprarle una guitarra a su nieto Yandy Placencio, conoció a Hilda Hermida, una amiga de J.J, quien es miembro fundador del club. Ella la invitó a formar parte de este. El lugar, un pequeño local de construcción mixta que mide 3,5 metros de ancho por 7 de largo, acoge a cerca de 50 personas cada 15 días para compartir anécdotas y conocer un poco más del ‘Ruiseñor de América’.

Ray Ramos Coello, vicepresidente del club, la saluda e invita a tomar asiento mientras al fondo se escucha el tema ‘El aguacate’, cuyo intérprete es JJ. Rosa ve las paredes y expresa su admiración, pues en cada reunión ve una foto más y aprende datos curiosos de este gran artista nacional.

Al ingreso del local está de pie su comitiva  y un par de socios, quienes ultiman detalles de lo que será la romería -pautada para hoy a las 08:00-. Toman lista y miran las camisetas, los pósters y temas que interpretarán en su mausoleo.

Rubén Macías, presidente del comité, menciona que fue justo en el cementerio donde nació la idea de crear este club de fans. Luego de varios años el proyecto se concretó en febrero de 2013, el mes en que murió JJ. “Julio Jaramillo es el artista más grande de nuestro país, en México y  en Uruguay tiene un club de fans y no hallábamos explicación de que por qué no existía uno acá en su tierra”, expresa Jofre Arboleda, quien dice que gran parte de las fotografías que llenan las paredes del lugar pertenece a los tesoros de sus socios y otras de  un coleccionista colombiano que intercambia su admiración mediante las redes sociales.

Con cuidado Carlos Ramírez, secretario del club, abre una folleto; tiene 34 años de antigüedad, sus hojas amarillentas y su olor a viejo, lo delata. “Este libro circuló al año de su muerte”, abre una de las 3 carpetas con protectores de hojas, la cual contiene recortes de todos los medios de comunicación, así como reportajes hechos en vida y pos muerte. Cada uno consta de 100 páginas aproximadamente.

Muestra los detalles de cada retrato y señala al documento que considera de mayor relevancia. Una copia del Decreto Ejecutivo 1.118 expedido en el gobierno de Sixto Durán Ballén, nombra al 1 de octubre como Día del Pasillo, por el natalicio de JJ.

Con una gran sonrisa aparece Hilda Hermida, quien considera al ‘Ruiseñor’ miembro importante de su vida, ya que fue él quien costeó sus estudios. “Lo conocí desde que tengo uso de razón, fue gracias a mi padrino Armando Romero Rodas, en Radio Cristal. Yo era huérfana, vivía con mi tía y Julio Jaramillo, quien costeó mis estudios de primaria y secundaria. Era un gran hombre, excelente ser humano y cuando murió lo lloré como a un hermano”, manifiesta nostálgica y con los ojos llorosos.

A pesar de tener una potente voz, Hilda sostiene que nunca interpreta una melodía del ‘Ruiseñor’, pues quiere mantener su recuerdo intacto, con una gran sonrisa en su triste mirar.

El grupo, que no tiene fines de lucro y que se sustenta con aportaciones voluntarias, crece y ya no son 10 si no 30 los miembros que llegan con congas, maracas y guitarras; ellos instalan los micrófonos para rendirle tributo interpretando sus melodías.

El Dr. Stalin Coca Torres, abogado y fiscal, dice que su objetivo como miembro del club de fans es legalizar a esta entidad para así aportar con la comunidad y con la música nacional. “Nuestra visión es agrandar el club  y revivir el pasillo, el valse y mantener viva la llama de la música nacional en los jóvenes. Crear una escuela de formación para sus imitadores o nuevos talentos y buscar el apoyo de las entidades públicas para que esto crezca de la mejor manera“, expone.

El reloj marca las seis y media de la tarde, el grupo creció. Ahora son 100 personas entre jóvenes, adultos mayores, hombres y mujeres y niños. “Como ve, el sitio a pesar de tener la música nacional no es bohemio, es un ambiente familiar. Invitamos a nuestros vecinos de barrio, a nuestros familiares y todos cantamos pecho abierto sus melodías. Me da gusto ver a los infantes, pues sabemos que así se extiende este amor por nuestro ‘ídolo nacional’”, indica  Jofre Arboleda.

De repente el sonido de la guitarra brota las tonadas que componen ‘Fatalidad’, todos ponen pausa a sus conversaciones cuando Gustavo Castro, de 28 años, se apodera del micrófono; el marino cierra los ojos  en su interpretación mientras que los miembros nuevos se quedan boquiabiertos por la similitud en su voz. “Él es uno de nuestros talentos y nos representará el 12 de octubre en el festival popular la calle 20, (evento anual en Maldonado y Gómez Rendón)”, sostiene Ray, quien se dispone a hacer dueto.

‘Nuestro juramento’, ‘El aguacate’, ‘Sombras’, ‘Cuando llora mi guitarra’, entre otras melodías, son cantadas a todo pulmón por los socios y sus invitados. Acá el joven y el adulto mayor no tienen época, el profesional y el obrero  no tiene dinero, el costeño, el serrano, el afro no tienen etnia, no tiene disputa más solo amor porque para ellos el Ruiseñor es un sentimiento es su más grande pasión.

Redes sociales

El club tiene una cuenta de Facebook, en la que se exponen sus actividades y novedades. Asimismo en el portal comparten con los seguidores de otros países sus fotos, anécdotas y música.

ALGO MÁS

Nombre
Julio Alfredo Jaramillo Laurido

Nació
Guayaquil, 1 de octubre de 1935

Murió
Guayaquil, 9 de febrero de 1978

Seudónimo
El ‘Ruiseñor de América’