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Ventajas y desventajas de las clases virtuales

Ventajas y desventajas de las clases virtuales
Foto: Captura de pantalla
17 de junio de 2020 - 22:30 - Xavier Andrés Rodríguez Rodríguez

La actual crisis sanitaria que padece el país por el coronavirus, causante de la enfermedad covid-19 ha alterado muchas formas de relacionamiento político, económico, social y educativo. En este último sentido, la transición de una modalidad presencial a otra virtual implica experiencias ventajosas y desventajosas que reconfiguran el proceso de aprendizaje a todo nivel y exigen un reordenamiento de las prácticas cotidianas.

Incluso antes de la fecha del 1 de junio de 2020 como inicio oficial del año lectivo en el régimen Costa y Galápagos, una de las plataformas más usuales para el desarrollo de una clase interactiva es Google Classroom, la cual permite al docente publicar textos y materiales audiovisuales, asignar tareas, grabar la dinámica de la cátedra, generar documentos para su posterior revisión, etcétera.

En ese contexto, se evidencia el contraste y la naturaleza de los rasgos diferenciadores de la escena áulica.

Educación Inicial

Sol Pazmiño, propietaria y docente del jardín La Barquita, precisa que al comienzo las madres de familia estaban vigilantes sobre cómo se desenvolvía la enseñanza en el niño, pero que ello fue perdiendo intensidad y ya en la tercera semana solo una mamá está presente en una sesión de diez niños.

“En la semana que empezamos las clases (del 1 al 5 de junio) aún estaba la mamá en la casa, pero ya el papá se había integrado al trabajo. En esta semana estamos viendo que ambos ya están retornando al trabajo. Tenemos pocos niños en los que mamá está en casa.

En efecto, se quedan encargados con la prima o el primo mayor, con los abuelos, con las empleadas. Estas personas no siempre están predispuestas a ayudar un 100%, explica Pazmiño al tiempo de agregar que “no todos los abuelos manejan la tecnología. Se presentan un sinnúmero de situaciones en las que se ven envueltos y no se fomenta realmente un hábito como para llevar una clase ordenada, organizada”.

Apunta que “se nos dificulta en las edades tempranas -5 y 6 años- establecer un circuito de trabajo en ellos porque en la casa no hay orden en las actividades”.

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Educación General Básica

María Jesús Trujillo, coordinadora del Departamento de Consejería Estudiantil de la Unidad Educativa Bilingüe EducaMundo, considera que los pros de las clases virtuales radican en el desarrollo de las habilidades informáticas, pues “no se reduce a un espacio- hora clase de computación-, como tradicionalmente se realizaba en las clases presenciales”.

La psicóloga analiza que esta modalidad permite desarrollar un pensamiento creativo y constructivo.

Respecto a las clases sincrónicas (grabadas) nota que “aparece la frustración ante la imposibilidad de tener una clase fluida, debido a factores externos que intervienen este proceso virtual como las fallas de conexión a internet.

Trujillo advierte que “a pesar de que se utiliza como contingencia, en mi caso particular, la publicación de la clase en la agenda virtual, no garantiza que todos los estudiantes revisen el material y se pierde la retroalimentación a la que estamos acostumbrados en las clases presenciales”.

La académica recomienda estimular la participación: “Se puede pedir a los estudiantes que ante preguntas o dudas escriban en el chat/foros, de esta forma todos los estudiantes pueden leer la pregunta y podría pasar que más de uno tenga la misma inquietud, de esta forma se lograría la fluidez, se optimiza el tiempo. Asegúrese de responder a los estudiantes siempre en forma rápida, que sientan que hay alguien detrás de la pantalla del computador o celular, preocupado por el aprendizaje de ellos”.

Trujillo, quien trabaja con niños de 6 a 9 años, comenta que a pesar que la mayoría han interiorizado las reglas del salón virtual, algunos aún les cuesta adaptarse. En ocasiones sucede que “en pleno desarrollo de la temática, intervienen para pedir permisos como: puedo ir al baño, tengo mucha sed, puedo tomar agua, o abren micrófonos y se escucha de fondo ruidos como ladridos, conversaciones ajenas a la clase y un sinnúmero de situaciones”.

Finalmente, aconseja como necesario hacer seguimiento: “Hay que preguntarles constantemente cómo van con las tareas o las actividades, se busca estar presentes a través del seguimiento. De esta forma se obtiene la sensación de estar conectados y presentes, contactarlos y conocer las particularidades de cada estudiante es clave”.

Pamela Pulley, gerente educativa de la Unidad Educativa Praga, apunta que en la educación virtual existe mejor manejo de la gestión de la plataforma, mayor disciplina y cumplimiento de tareas, eficacia en las clases, independencia, crecimiento personal y un horario de clases que se cumple al 100%. 

No obstante, Pulley también anota que esta modalidad merma la socialización entre personas, además de que los niños quedan solos en casa mientras los padres trabajan.

Asimismo, la gerente educativa señala como una desventaja la eventual desconexión de internet e, incluso, la falta de computadora. 

Piensa que el modo presencial padece de una “falta de control de los padres y desenfoque de los estudiantes”, quienes ven en el colegio, primero, un lugar de socialización y, después, un espacio de aprendizaje.

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Bachillerato General Unificado

Lili Arenas, vicerrectora y docente de octavo y noveno de Básica en la materia de Ciencias Naturales y de I de Bachillerato en Educación Artística en la Unidad Educativa Steiner, sostiene que es una ventaja maravillosa no solo publicar las actividades a realizar en un tablón de novedades, sino también grabar las clases.

“Nos presentamos en vivo y se queda la clase grabada. Si el alumno no se puede conectar o, si por alguna circunstancia falta, él puede revisar la clase en otro momento. Esa es la parte buena”, asegura.

No obstante, la parte negativa la asocia con el tema de la conectividad. “El retorno es súper lento en algunos. La velocidad de la respuesta de la voz es mayor o menor dependiendo del caso. Entonces, yo estoy preguntando algo y hay estudiantes que ya contestan; mientras que hay otros que todavía están esperando el mensaje”, señala Arenas.

Contrasta aquello afirmando que es una cuestión de adaptación.

Relata que en principio enviaban muchas tareas, pero que con el correr del tiempo “hemos aprendido a dosificarlas. (…) Estamos apretando tuercas para que todo vaya marchando bien”.

Dentro de esos ajustes, observa que lo insustituible de una clase presencial es el movimiento del maestro a lo largo del salón.

Arenas, quien también enseña Educación Artística, lamenta que “una desventaja es que no nos podemos mover”. Cuenta que “en el sistema hay pizarras electrónicas que son fantásticas, son maravillosas. Pero seguimos estando sentados. Algunos hemos usado una pizarra de verdad para que los chicos sientan que estamos un poco presencialmente”.

Por otra parte, indica que una vez superada la pandemia “volveríamos asombrados totalmente”, puesto que “esto ha sido una metamorfosis de un momento a otro”. En esa posibilidad, la docente de 68 años cree que se aprovecharía más el contacto humano con los estudiantes y al mismo tiempo se utilizaría más la tecnología, la cual había estado parcialmente relegada.

Arenas añade además que la puntualidad en estos encuentros es algo muy positivo.

Con 35 años de docencia destaca que “a los chicos les falta ser contestatarios, ser autónomos, investigadores. (…) Para nosotros lo más importante es educar en lo humano”.

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Jean Raymond Joseph Velásquez, docente de Matemáticas y Física en décimo y Bachillerato en la Unidad Educativa Bilingüe EducaMundo, sustenta que una de las ventajas “es la oportunidad de utilizar algunas herramientas que nos brindan los medios digitales, como programas, aplicaciones, simuladores, hojas de cálculo, etc., así el estudiante se familiariza con softwares que podrían utilizar en la universidad o incluso a nivel profesional, recordando que en muchas áreas de ingeniería los cálculos se realizan mediante programas diseñados para ese campo y no a mano”.

Joseph asevera que esto no quiere decir que el estudiante no tiene que aprender a realizar los procesos de manera convencional, sino que se debe de familiarizar con las herramientas que nos dan los medios digitales y no sólo para redes sociales.

El académico analiza que una de las desventajas es la falta de retroalimentación del estudiante al docente, puesto que “no se puede percatar si el estudiante está o no receptando la información, por más que uno pregunte y los estudiantes contesten o no, no se sabe lo que ellos estarán realmente haciendo en casa, si están tomando apuntes o estarán revisando su celular, distracciones en el hogar entre otros”.

El profesor recalca en que el modo presencial permite controlar mejor a los estudiantes. “Si el estudiante está atento, tomando apuntes, voy a lograr mi objetivo de impartir la materia; en cambio, si está distraído, el trabajo del docente se complica, ya que la supervisión de manera virtual no es la misma de manera presencial”, menciona.

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Para la directora general de la Unidad Educativa Particular Bilingüe International School, Mercedes Sánchez, la interrogante sobre la necesidad de estudiar “navegaba en los pensamientos de los padres que tenían el temor de lo que pudiese ocurrir con los estragos que nos dejaría esta pandemia”.

Frente a ello, Sánchez considera que “los colegios tuvimos que reinventarnos, transformamos nuestra modalidad a una nunca antes experimentada, que si bien es cierto ya existía, pero que no había sido considerada dentro de nuestra propuesta pedagógica”.

La docente revela que, con el transcurso de los días, “nos capacitamos para no solo ser maestros online sino para ser animadores de TV, crear videos ganándole al Tiktok y así poder llamar la atención de nuestro principal público objetivo: nuestros estudiantes”.

Sánchez afirma que “la educación virtual nunca igualará a la presencial, sin embargo, el compromiso adquirido puede lograr grandes cambios y el que quiere, puede. (…) Sea la educación virtual o presencial, lo importante es atravesar esta adversidad superando los obstáculos y nunca descuidando la calidad”.

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Luis Emilio Maingón, estudiante de II de Bachillerato de la Unidad Particular Bilingüe Liceo Panamericano, expresa sentirse decepcionado de las acciones tomadas por su colegio.

“Han hecho una mala distribución de las materias. Se han extendido mucho con el tiempo, cuando antes solo era necesario de 30 a 40 minutos de clase para que se entienda el tema a tratar. Al dar 60 minutos de clase genera estrés y pérdida de interés por la materia”, argumenta Maingón.

El estudiante propone que ese tiempo podría ser mejor utilizado para la adecuación de otras materias troncales que fueron excluidas debido a la pandemia, como es el caso de Estudios Sociales.

“También hay una desorganización en la asignación de tareas, la cual genera mucho estrés para mí y mis compañeros dificultando el proceso de aprendizaje”, critica.

Sin embargo, Maingón también rescata que, en estas clases virtuales, “algunos profesores han sabido manejar bien la situación e incluso han mejorado su labor de educar, ya que les ha permitido organizarse excelentemente”.

Finalmente, opina que “las clases presenciales son mucho más efectivas que las virtuales, con sus debidas reservas claro está, pero también ha demostrado que no hay impedimentos para la educación”.

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Para la directora de secundaria de la Unidad Educativa Particular Bilingüe International School, Julie Guerrero, existen varios cambios como la interacción, el espacio, la convivencia, la participación y la fidelidad de la evaluación.

“Una clase presencial puede ser realizada en un ambiente externo donde el estudiante lo explora, lo experimenta y lo vive significativamente junto a sus compañeros y docente; lo que no es lo mismo en una clase virtual donde la realidad es transmitida a través de los medios digitales o de comunicación”, comenta Guerrero.

La directora asimila que “una clase presencial sin tecnología se convierte en una clase tradicional y, con tecnología, es la nueva era escolar”.

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Educación Superior

La psicóloga clínica Margarita Peralta Merelo, quien además es docente en la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador, estima que la virtualidad genera algunos beneficios como el aprendizaje de nuevas metodologías de enseñanza, el uso de diferentes programas educativos virtuales y continuar con la interacción entre seres humanos.

No obstante, Peralta piensa que “difícilmente se puede hablar de beneficios cuando se carece de insumos y conocimientos que permitan desarrollar de manera adecuada esta dinámica.

Por ende, la catedrática universitaria cree que lo que ocasionarían las clases virtuales son desventajas como: la inexistencia de una estructura pedagógica completa con técnicas de aprendizaje, una brecha en la relación profesor-alumno y que afecte la buena disponibilidad del estudiante de recibir información. (I)

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