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Las artesanías permanecen en el centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP), en Cuenca

Una mandolina, un charango, macanas, un mueble y tarjetas recibieron premio

Dos meses le tomó a Jesús Orellana elaborar un charango (instrumento musical) con forma de armadillo. Fotos: José Luis Llivisaca / El Telégrafo
Dos meses le tomó a Jesús Orellana elaborar un charango (instrumento musical) con forma de armadillo. Fotos: José Luis Llivisaca / El Telégrafo
07 de septiembre de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Sur

Demostrar que a través del tallado de la madera se puede crear cualquier figura, incluso el caparazón de un armadillo y con eso fomentar el cuidado de esta especie, fue la propuesta de Jesús Ortega, uno de los artesanos que en el Ecuador resultaron ganadores del Reconocimiento de Excelencia de la Unesco para la Artesanía de la Región Andina 2014.

De un total de 55 piezas artesanales de bloque andino conformado por Ecuador, Venezuela, Perú, Colombia y Bolivia, 22 obras fueron las ganadoras, entre ellas las de 6 ecuatorianos: Jesús Ortega, con su charango de madera; Juan Fernando Hidalgo, con su línea de mobiliario en totora; Saúl Benalcázar, con su mandolín; los chales de Gladys Rodas; Carmen Orellana, con paños y el Centro de Bordados Cuenca, con tarjetas bordadas.

Dos meses le tomó a Ortega elaborar su obra, que dijo, inició con el planteamiento de la idea, la búsqueda de materiales, el tallado, el secado y los terminados.

En Bolivia utilizan el caparazón del armadillo, especie en peligro de extinción, para crear el charango, instrumento musical muy popular en los Andes. “Los matan para quitarles el caparazón. Entonces mi idea es para que ya no se los mate, demostrar que se puede hacer al animal en madera y salvar la vida del armadillo”, dijo.  

Toda su vida ha estado rodeada de madera. Su padre elaboraba instrumentos musicales y de él heredo el arte del tallado, que le ha permito incluso viajar y vender sus piezas en el exterior, en donde dijo, son más valoradas.
Ahora, en secreto, en su taller, lleno de pedazos de madera y en donde cuelgan guitarras hechas por él mismo, alista una nueva pieza artesanal, con la que dijo espera ganar y sorprender en cualquier otro concurso.

Dos azuayas que elaboran prendas, a través de la técnica milenaria del ikat, también recibieron el reconocimiento.

Tarjetas bordadas

Baltazar Ushca bajando de las laderas del Chimborazo, con su burro cargado de hielo es una de las 7 imágenes bordadas a mano en tarjetas que conforman la colección Ecuador Ama la Vida, con las que el Centro de Bordados Cuenca, integrado por 60 mujeres, también recibió el reconocimiento de la Unesco.

Papagayos en la selva, las playas ecuatorianas y los piqueros en Galápagos, son otros de los paisajes de las 4 regiones del país, que las mujeres de la asociación elaboraron a mano con hilo de algodón.  

La confección de toda la colección, según Angelita Villansaca, una de las integrantes del centro, tomó alrededor de un mes. Años atrás ya habían participado en el evento, pero no obtuvieron el reconocimiento.

A criterio de Villansaca, esto se debió a que en este entonces las obras fueron encuadradas, lo que no permitió que los jurados puedan ver, tocar y analizar el bordado.

Además del bordado en tarjetas, también plasman su arte en camisetas, blusas, sombreros, y otros tipos de accesorios, que según, Villansaca han sido comercializados en diferentes países.

Chales y paños

Carmen Orellana, de Gualaceo, es otra de las ganadoras. Ella presentó 3 paños (macanas) elaborados con hilos de algodón que fueron tinturadas con pigmentos naturales provenientes de plantas y la chochinilla (un insecto).

Según la mujer, 8 días le tomó elaborar una de las prendas y las otras un promedio de 28 horas. Estas fueron tejidas a través de la técnica del Ikat, que consiste en trenzar la lana con ayuda de un telar de cintura.

Orellana indicó que si se hubiese enterado con anticipación del evento habría elaborado piezas más llamativas.

Esta actividad la aprendió su madre cuando apenas tenía 6 años. Y a pesar de los años de experiencia consideró que se trata de un proceso muy “sacrificado”.  

Esto fue compartido por Gladys Rodas, cuyos chales, también elaborados a través de la técnica del Ikat, fueron igualmente merecedores del reconocimiento.  

La mandolina de Saúl Benalcázar

Un mes y medio le tomó a Saúl Benalcázar elaborar su mandolina. Un instrumento, a su criterio, poco diferenciado de otras piezas musicales de cuerda.

Y justamente esto fue lo que le motivó a crearla. “Yo hice esto sobre todo para dar a conocer la mandolina y que no la confundan con otros instrumentos como las guitarras y charangos”, explicó.

Benalcázar, dijo sentirse feliz por haber obtenido la distinción, con la que espera que a nivel internacional conozcan que en el país se produce artesanía de calidad.

Línea mobiliaria de totora

Por su parte, Juan Fernando Hidalgo, un arquitecto cuencano, hizo de la totora (plata que crece en lagunas y pantanos) un insumo para fabricar mobiliario.

Su mesa, elaborada con madera y cuyo principal atractivo son las fibras naturales, sobre las que se hace presión y se ajustan a cualquier objeto, también fue reconocida.

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