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En azuay los cantones orientales han preparado sus mejores espectáculos artísticos

La fiesta del carnaval en todos los rincones del sur

Una de las tradiciones en la provincia del Azuay es jugar con agua en los tres días de carnaval. La mayoría se divierte en familia. Foto: José Luis LLivisaca
Una de las tradiciones en la provincia del Azuay es jugar con agua en los tres días de carnaval. La mayoría se divierte en familia. Foto: José Luis LLivisaca
02 de marzo de 2014 - 00:00

La alegría del carnaval es la antesala de la Semana Santa. Tres días intensos de juego con agua, carioca, en algunos lugares con maicena y hasta con los propios dulces que preparan en los hogares azuayos, mientras en la provincia de El Oro es una buena oportunidad para ir a la playa y degustar los mejores mariscos que tiene esa región.

El escritor Jorge Dávila relató que el carnaval en la provincia de Azuay es jugar con agua. “Aunque para algunos pueda parecer agresivo, respondía a un espíritu comunitario y a una búsqueda de relación y participación”, explicó.

Dávila indicó en sus escritos que, en los primeros años del siglo XX, los jugadores preparaban con anterioridad el parque. El término, por supuesto, tiene una connotación bélica, pues se trataba de una guerra galante, en la que los proyectiles eran cascarones confeccionados -como lo ha contado Eulalia Vintimilla Muñoz- con las cáscaras de los huevos, que desde semanas atrás se vaciaban en las cocinas de las familias acomodadas de Cuenca, por un pequeño agujero, que luego servía para el relleno con aguas de colores y olores. Pero, además, estaban los perfumes de distinto origen y precio.

Cuando el jugador era, además, el enamorado de la niña de la casa, con la que tenía permiso para jugar, se derrochaba en esencias francesas, confeti, serpentinas y finos polvos. Se cuenta, entre los escritores cuencanos, que existieron casos excepcionales de algún rico personaje que lanzaba polvo de oro, pero que lo común era el Agua de Florida, además del papel picado y las serpentinas, la maicena y algún talco colorido.

El dulce de higo o el manjar de poroto son los más apetecidos en la fiesta del carnaval.

Para Jorge Dávila, con el paso de los años, los cascarones fueron sustituidos por globos de caucho, familiarmente llamados bombas; desaparecieron las aguas perfumadas y subsistieron los otros elementos, tales como los sprays con espumas de colores, más conocidos como cariocas. Cuando el juego perdía los límites de compostura, los participantes terminaban, como se dijo, embadurnados en dulce de higos y ‘mote pata’.

También se cuenta que en los barrios populares, cuando no había una fuente en el parque, se instalaban tanques, en los que se sumergía a las víctimas de la  mojada, al grito jubiloso de “agua o peseta”, pues se suponía que si los agredidos pagaban una pequeña moneda serían liberados secos, cosa que parece no ocurría jamás. Los cuencanos, a más de este tradicional juego, que era muy esperado, preparaban el pan con dulce y el ‘gloriadito’ (canelazo muy caliente) para el frío.

Jorge Caguana, un cuencano de 65 años, recordó que, antaño, las familias solían invitar a los vecinos para festejar el carnaval. “Hoy, por la carestía de las cosas, ya no se puede”. Agregó que en los hogares no podía faltar la chica de jora y el cuy asado con un buen ají.

Los dulces no pueden faltar en la fiesta
Y es que no solo el juego es característico en el carnaval. La diversión también se mezcla con algunas comidas que se han convertido en típicas de estas festividades, como es el caso de los dulces y el cerdo.

Panela, canela, agua, clavo de olor y, por supuesto, los higos son los ingredientes que, según María Pinto, comerciante del mercado 9 de Octubre, se necesitan para elaborar uno de los dulces más simbólicos de esta fechas. Desde semanas atrás en los mercados y en algunas calles de la ciudad los higos han sido unos de los productos más adquiridos por las amas de casa, quienes manifestaron que continúan con la tradición que sus madres y abuelas les dejaron.

“Por ejemplo, en Navidad se hacen los buñuelos, en Semana Santa la fanesca y en carnaval los dulces, pero más el de higos. Eso no puede faltar”, dijo Rosa Rodríguez.

A esta golosina se suman otras: como el de durazno y la colada de capulíes. Pero cuando la dulzura empalaga, en familia también se disfruta del chancho. En Cuenca se degusta el plato conocido como ‘mote pata’, preparado con mote pelado, la carne de cerdo, tocino, leche y longaniza. Y hay quienes saliendo de la ciudad, durante todo el año han engordado un cerdo y lo alistan para estas fechas, convirtiéndolo en su banquete carnavalero, dijo Blanca Maldonado. En cada uno de los hogares de Azuay, ya sea en el campo o en la ciudad, no solo el juego con espuma, agua y harina es característico del carnaval, sino también la gastronomía, que en la provincia se ha convertido en un buen pretexto para pasarla en familia.

Los cantones fronterizos de Loja tienen lista la fiesta
La mayoría de los cantones de la provincia de Loja se caracteriza por tener climas cálidos, convirtiéndose en sitios preferidos por las personas que desean pasar la temporada de carnaval.

Catamayo es uno de los cantones con tradición, la Municipalidad y empresas alistan importantes programaciones en diferentes balnearios y centros recreacionales desde ayer hasta el martes. Diego Castro, profesional en turismo, aseveró que las jurisdicciones de Zapotillo y Macará tienen concurrencias masivas de visitantes en estas fechas. La geografía paisajística y los importantes ríos son los ‘imanes’ en temporada de carnaval. “Son lugares fantásticos con temperaturas acordes para el momento”, dijo. También destacan el valle de Casanga, en el cantón Paltas; las piscinas naturales del cantón Pindal, la parroquia Lucero en el cantón Calvas.

Las playas de Jambelí o Bajo Alto, en la provincia de El Oro, recibirán a miles de turistas en este feriado de carnaval. Las autoridades han hecho las adecuaciones correspondientes para que los visitantes disfruten de estos lugares. Foto: Fabricio Cruz

El Municipio de Loja y los gobiernos parroquiales de Vilcabamba, Quinara, San Pedro de Vilcabamba y Malacatos pondrán desde hoy en práctica las agendas de actividades, como la Copa de Fisicoculturismo que recorrerá estos valles. Dentro de la rutina de los lojanos en estas fechas es que en los tres días se trasladan a diferentes lugares, incluso acuden a los sectores naturales de la provincia de Zamora Chinchipe, puntualizó Castro.

La gastronomía, única en Loja
El seco de chivo y el ceviche de carne son los platos tradicionales en carnaval y que se consumen mayormente en los cantones fronterizos de Zapotillo, Macará y Paltas. “Respecto a los dulces, destacan las jaleas, miel con babaco, bocadillos”, enfatizó el experto. Diana Rojas, coordinadora de la Unidad de Turismo de Deprosur, del Gobierno Provincial de Loja, señaló que la entidad firmó un convenio de dos años con tres cooperativas interprovinciales con el objetivo de difundir a los pasajeros los destinos turísticos. “Mediante videos, donde se observan las riquezas naturales, las costumbres, tradiciones, adecuada infraestructura para hospedarse y, sobre todo, los sitios idóneos para los tres días de carnaval”.

El Oro, sus playas y su gastronomía
Se estima que alrededor de 80 mil personas se movilizan durante todo el feriado. Los ríos de la parte alta de la provincia, las playas de Jambelí y Bajo Alto y los complejos turísticos son los preferidos para los turistas.

El centro de la playa de Jambelí que es de 1 kilómetro de extensión, está en buen estado, no así la parte sur y norte de la isla, que a principios de este año soportó grandes oleajes.

Pese a esto, los residentes el sector limpiaron el balneario que ahora recibe a miles de turistas, desde la semana pasada (sábado 22 de febrero) empezaron a llegar turistas de Zaruma, Piñas y Portovelo, parte alta de la provincia. Los vendedores de boletos en el Muelle de Cabotaje de Puerto Bolívar estiman que al finalizar el feriado unos 20 mil turistas hayan visitado Jambelí.

El año pasado, cerca de 25 mil personas llegaron a la playa, la mayoría era orense, sin embargo, turistas de Loja y Azuay también acuden hasta este balneario único en la región. El Muelle de Cabotaje, donde se traslada a los turistas a Jambelí, cuenta con 45 embarcaciones, cada una tienen la capacidad de llevar a 40 personas.

Los hoteles en Puerto Bolívar fueron reservados con anticipación. Turistas de Cuenca y Loja llegaron para disfrutar de sol, playa y arena. Muchos de ellos llegaban por primera vez, pues las referencias recibidas de amigos y familiares sobre la playa fueron determinantes para visitar y disfrutar en familia. Personal de la Infantería de Marina brindará un operativo de seguridad y de requisa a los pasajeros para evitar inconvenientes. Mientras que los comuneros de Bajo Alto también limpiaron la playa. Allí se espera recibir aproximadamente a 10 mil turistas en el feriado. Actos artísticos y culturales están programados.

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