El viernes 9 de agosto, las grandes planchas  de madera que cubrían  a la ex plaza El Salto, al igual que las  que tapaban la construcción del Mercado Cerrado, fueron retiradas. Y con ello, el aspecto del centro de  Latacunga cambió radicalmente.

Hasta hace dos años, la plaza Rafael Clavijo, conocida como El Salto, albergaba a cientos de comerciantes formales e informales que vendían frutas, verduras, hortalizas, abarrotes, platos típicos, ropa, zapatos, en condiciones rústicas e insalubres, en algunos casos.

“Cuando todo estaba tapado, no veíamos nada; muchos no sabíamos finalmente cómo quedaría la ciudad. Ahora que ya podemos ver la obra, hay que reconocer que es un buen trabajo (…).

Personalmente, lo que me gusta es que se dejaron espacios amplios para que circulemos los peatones; esperemos que los conductores utilicen los parqueaderos del centro comercial y no se inunde esto con tráfico”, comentó Juan Carlos Proaño, un latacungueño.

Incluso el Presidente de la República en su última visita a la ciudad resaltó: “Esta obra le cambia la cara a Latacunga (…). Se trata de toda una regeneración urbana”. Sin embargo, uno de los problemas que aún deben enfrentar las autoridades municipales es la persistencia de los vendedores informales.

Antes de que se envíe a los comerciantes de la ex plaza El Salto al sector de La Cocha ya existían ventas informales; y cuando el traslado se ejecutó hace dos años, el número de ambulantes se incrementó en alrededor de un 50%.  
Augusto Molina, director de servicios públicos del Municipio de Latacunga, anunció que ante ello los controles se endurecerán. Es así que la labor  de los policías metropolitanos se incrementó en el sector.

“Hay vendedores que se resisten al cambio y pese a que les solicitamos que abandonen el lugar, solo se esconden y después vuelven a salir”, indicó un uniformado.

El policía indicó que el problema se agrava durante los días de feria y los fines de semana, pues los comerciantes de  provincias  como Pichincha y Tungurahua visitan Latacunga para expender sus productos ubicándose especialmente en  El Salto, en las avenidas Amazonas y Cinco de Junio, causando congestión  vehicular. 

“Es difícil. Tras los llamados de atención, incluso se les han decomisado sus productos y cobrado multas, tal como manda la ley; pero continúan reincidiendo. Es una larga tarea con la que tenemos que lidiar”, indicó Molina. 

“Nosotros no tuvimos el dinero suficiente ni cumplimos con las exigencias para poder ingresar al mercado Cerrado o al centro comercial Popular; ni siquiera al Mercado Mayorista. No nos queda otra opción que vender en las calles, pero ni siquiera eso nos permiten; no sé qué va a ser de nosotros”, se quejó Diana Tigse, una comerciante informal. 

Al igual que Tigse, más de 120 comerciantes que tenían puestos en la explanada La Cocha, así como en el barrio La Estación dicen no contar con un lugar para expender sus productos.
Ante ello, el alcalde Rodrigo Espín anunció que el Cabildo cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de dólares para construir un mercado al norte de la ciudad para aquellos comerciantes que no lograron ubicarse en los nuevos edificios. “Esto nos dará la posibilidad de ir creciendo  como ciudad”, afirmó.