Al cumplir 40 años de existencia la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu), los integrantes de la entidad consideran que continúan las mismas estructuras de poder que propician la violación a los derechos humanos y de la naturaleza.

Silvia Bonilla, presidenta de la organización, indicó que desde 1978 han constatado que las afectaciones se dan en contextos de abuso de poder, por una estructura hecha para explotar a personas y al medio ambiente.

Agregó que estas provienen tanto de la esfera estatal como de las transnacionales que operan en el país.

La activista Elsie Monge se refirió a que la Cedhu fue pionera en vincular los fundamentos de los derechos humanos con las voces, imágenes y acciones de los movimientos sociales y populares del Ecuador, así como de las personas, familias y comunidades violentadas directamente por el Estado.

Sobre los últimos acontecimientos de violencia suscitados en la frontera de Esmeraldas dijo que, además de solidarizarse con las familias de todas las víctimas, están pendientes del trabajo que se efectúa en el Gobierno, aunque sí expresó su contrariedad por la militarización que experimenta la zona.

Recordó que a lo largo de la frontera, que comprende también a las provincias de Sucumbíos y Carchi, hay territorios ocupados por familias ecuatorianas, campesinos y pueblos originarios, además sirven como puntos de cruce de inmigrantes.

Recalcó que la militarización no puede ser la única respuesta a lo que sucede. “Alertamos sobre la necesidad de evitar cualquier abuso que pudieran cometer la Policía y las Fuerzas Armadas”.

Recordó que este es un conflicto que históricamente pervive en la frontera y que supone “un acumulado de violaciones a los derechos humanos de sus históricos habitantes”.

Por ello, comentó acerca de la necesidad de reconstruir el modus vivendi de los habitantes. “Hacen falta planes de desarrollo en sitios como Mataje, donde no funciona un centro de salud o la escuela, a la par de las estrategias preventivas de seguridad”. (I)