Hace 16 semanas, los senos de Diana M., de 20 años, empezaron a crecer y el peso de cada uno provocó que cuelguen por debajo del ombligo. La joven, madre de una niña de 5 años, se encontraba en estado de gestación.

Sus pechos alcanzaron el tamaño de 2 pelotas de fútbol. Su esposo, Ronald E., cuenta que la piel se le rompió. “El cuerpo se estaba deformando. Sufre dolores en la columna y cuello”.

La joven permaneció por dos semanas internada en el Hospital Universitario de Guayaquil, debido a que su estado ponía en riesgo su vida y la de su hijo. Los galenos tuvieron que detener el embarazo para salvarla.

El cónyuge, quien está desempleado, recordó que, hace 2 años, Diana perdió un bebé. Ella presentó los mismos síntomas, pero se sometió a un tratamiento con fármacos para reducir el tamaño de sus mamas, porque sufría de gigantomastia.

La enfermedad que causa un aumento desproporcionado del volumen mamario se presenta en 1 de cada 100.000 embarazos, según Mabel Ramírez, ginecóloga del Hospital Universitario. 

El primer caso de hiperplasia mamaria gestacional fue descubierto en 1648.

Ramírez explicó que el desarrollo se da por hipersensibilidad en las mamas por el estrógeno y la progesterona o por exceso de la prolactina; estimulación hormonal excesiva o por patología inmunológica. Añade que se presenta en el primer, segundo, tercer o hasta el octavo mes de gestación. “Si ocurrió una vez, hay 93% de probabilidad de que se repita”.

Walter Andrade, ginecólogo y mastólogo del Hospital Teodoro Maldonado, detalla que hay características físicas para determinar la gigantomastia. “(En las afectadas) la distancia entre la línea media clavicular y el pezón sobrepasa los 25 cm. También el pezón está a más de 2 cm por debajo del surco submamario”.

Una vez detectada, se evalúa la reducción de mamas, debido a que es un procedimiento estético y no médico. “Si la gigantomastia quita el centro de equilibrio del cuerpo y genera malestar, se la realiza con un equipo multidisciplinario de cirujanos, mastólogos y ginecólogos”.

El ginecobstetra y especialista en cirugía oncológica del Hospital Luis Vernaza, Franciso Plaza, alertó que por el exceso de tejido mamario aumenta el riesgo de sufrir cáncer de mama.   

Él explica que hay 3 grados: hipertrofia mamaria (cuando las mamas llegan debajo de las costillas por el peso que existe); hiperplasia mamaria (si alcanzan la altura del ombligo) y gigantomastia gravídica (si cuelgan por debajo del ombligo).

“Las  dos últimas son quirúrgicas porque afectan la calidad de vida”. En la actualidad, Diana está en observación. Para ayudarla se puede donar a la cuenta del Banco del Barrio 0112177988 o llamar al 099 690 4829. (I)