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Está acusado por las desapariciones de dos obreros gráficos

Periodista argentino es investigado por crímenes (VIDEO)

Familiares de víctimas asisten al juicio oral en un tribunal argentino por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar. Foto: EFE
Familiares de víctimas asisten al juicio oral en un tribunal argentino por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar. Foto: EFE
01 de abril de 2014 - 00:00 - Por Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

Primero la justicia fue por los dictadores. Luego por los altos mandos militares, los jefes intermedios y los represores en general. Este año cayeron en las redes judiciales tres jueces cómplices del régimen. Ahora, es el turno de un periodista, parte de la ‘pata civil’ que dio el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 en Argentina y fue el sostén del régimen más sanguinario del Cono Sur.

“Yo no era un bebé de pecho, yo también tuve participación en esos hechos”, dijo Vicente Massot, director del diario conservador La Nueva Provincia, de la ciudad de Bahía Blanca, 600 kilómetros al sur de Buenos Aires, un medio de comunicación fundado en 1898 por su bisabuelo y que se caracterizó por su férrea defensa de la dictadura militar, incluso 30 años después de recuperada la democracia.

“Esos hechos” a los que se refiere Massot, son los actos de terrorismo de Estado que perpetró la  dictadura y a los que el periodista define como “la guerra civil de los años 70”. La confesión fue hecha durante la presentación de su libro “El cielo por asalto” el 25 de abril de 2013. Dos semanas después, los fiscales José Nebbia y Miguel Palazzani pidieron su arresto por “delitos de lesa humanidad”. Pero aún sigue libre.

Antiguos empleados de La Nueva Provincia recuerdan que Massot se mofó de algunos de ellos.


El diario fue fundado el 1 de agosto de 1898 y es uno de los más antiguos de Argentina
Massot, de 63 años, está imputado por la justicia argentina en una causa que investiga su rol en el asesinato de dos obreros gráficos del diario, Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola, en 1976. También por “el ocultamiento deliberado de la verdad” en los secuestros, torturas y homicidios de 35 personas. Pero eso no es todo: los fiscales le imputan  haber integrado “junto a los mandos militares (de la Armada y el Ejército) una asociación ilícita con el objetivo criminal de eliminar un grupo nacional” colaborando desde su periódico “de acuerdo a las normativas y directivas castrenses”.

El periodista, que en los años 90, fue viceministro de Defensa del gobierno peronista neoliberal de Carlos Menem, realizó el 18 de marzo una declaración ante el juez federal Alvaro Coletti en medio de un estricto secreto de sumario. Pero se negó a responder preguntas. Al entrar a la sede judicial, Massot fue recibido al grito de “fascista” por familiares de las víctimas.

Para el periodista bahiense Diego Martínez, quien investigó el rol del periódico y su director en la dictadura, “Massot es responsable de haber puesto el diario al servicio de las operaciones de acción psicológica elaboradas por los oficiales de inteligencia del Ejército y la Armada para que el genocidio fuera posible”.

“Los jueces del Tribunal Oral que ya dictó dos sentencias por delitos de lesa humanidad en Bahía Blanca, resumieron muy bien esa responsabilidad al señalar que La Nueva Provincia llevó adelante una campaña de desinformación y propaganda negra no solo para imponer la versión de los victimarios sino para crear un estado tal de anomia legal en la sociedad, que permitió el ejercicio brutal de violencia irracional desde el Estado”, dijo Martínez a EL TELÉGRAFO.

VIDEO

La Nueva Provincia fue fundado el 1 de agosto de 1898, lo que lo convierte en uno de los periódicos más antiguos y tradicionales del país. Su línea editorial siempre fue afín al conservadurismo católico y se lo conoce por haber respaldado a las dictaduras de la llamada “Revolución Argentina” (1966-73) y del “Proceso de Reorganización Nacional”, el régimen que causó 30.000 desaparecidos entre 1976 y 1983. Cuando falleció el exdictador Jorge Videla, el 17 de mayo de 2013, Massot lo llamó ‘expresidente’. A fines del año pasado, el diario decidió cambiar de marca y pasó a llamarse solo La Nueva.

DATOS

El golpe de Estado fue el 24 de marzo de 1976 y derrocó a la presidenta María Estela Martínez de Perón. Así  se inauguró en Argentina el proceso autoritario más sangriento que registra el país.

Los desaparecidos fueron alrededor de 30.000.

La junta militar que asumió el poder estaba compuesta por el teniente Gral. Jorge Rafael Videla, el almirante Eduardo Emilio Massera y el brigadier Gral. Orlando R. Agosti. Se designó como presidente de facto a Jorge Rafael Videla
Massot comenzó a trabajar en el diario familiar que dirigía por ese entonces su madre, Diana Julio de Massot, en 1974 cuando tenía solo 22 años y militaba en el nacionalismo católico. En 1973, fue editor de la revista Cabildo, cercana al fascismo. Cuando el gobierno constitucional la cerró, participó en la revista El Fortín y luego escribió en Restauración, medios en los cuales se instigaba al golpe militar. Antiguos empleados de La Nueva Provincia recuerdan que Massot se paseaba armado por los pasillos y se mofó de algunos de ellos, junto a su madre, el día del golpe militar, gritándoles mientras alzaba una bandera argentina “a ver si se animan a hacer una huelga ahora”. Entre los trabajadores estaban los obreros gráficos Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola. Tres meses después, el 30 de junio de 1976, ambos fueron secuestrados y sus cadáveres aparecieron el 4 de julio a 17 kilómetros de Bahía Blanca, en el paraje conocido como la Cueva de los Leones.

Según el diario Tiempo Argentino, dos periodistas le preguntaron al entonces titular del V Cuerpo de Ejército, general Adel Vilas, sobre los asesinatos. La respuesta hiela la sangre aun hoy: “hay empresas que prefieren matar a sus empleados antes que indemnizarlos”.

Para Dora Salas, periodista y exdetenida política durante la última dictadura, que debió marcharse al exilio en Italia, “la complicidad de los Massot y La Nueva Provincia con la dictadura ha sido ampliamente difundida”.
“Pero no es un caso único. Basta recordar, por ejemplo, el rol de la revista Para Ti, de la Editorial Atlántida, que en 1979 publicó un reportaje fraguado a la señora Thelma Jara de Cabezas, madre del joven Gustavo, desaparecido dos años antes. Thelma, que era miembro de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, fue secuestrada el 30 de abril de 1979 en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) y poco después Para Ti incluyó en uno de sus números una nota de cinco páginas, con fotos, titulada “Habla la madre de un subversivo muerto”. Thelma, torturada y secuestrada, fue llevada a Uruguay para fraguar ese reportaje bajo la impunidad del Plan Cóndor, la colaboración entre las dictaduras de la época”, dijo Salas a EL TELÉGRAFO.

Y concluyó: “entre 1976 y 1983 una dictadura cívico-militar mató a miles de personas en Argentina. El adjetivo “cívico” incluye a los Massot y a Para Ti, a periodistas, religiosos, políticos, médicos, abogados, empresarios diversos, etc, que deben ser juzgados para que la “propiedad que detentaron sobre la vida y la muerte de los opositores no se repita, para que las instituciones y poderes democráticos sean tales y para que el Derecho a la Información no se limite al título de una materia universitaria. Creo, además, que los desaparecidos, entre ellos los más de cien colegas, merecen que se haga justicia”.

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