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Miguel Díaz-Canel cumple un año en el poder de Cuba

El presidente Miguel Díaz-Canel es el primer dirigente nacido después de la Revolución Cubana.
El presidente Miguel Díaz-Canel es el primer dirigente nacido después de la Revolución Cubana.
Foto: EFE
21 de abril de 2019 - 00:00 - Agencia EFE

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, cumplió un año en el cargo, un período marcado por las renovadas tensiones con Estados Unidos a cuenta de Venezuela.

A esto se suma el agravamiento de la economía de la isla, que se prepara para enfrentar la peor crisis de la última década por las sanciones impuestas a inicios de semanas por la administración de Donald Trump. Así nació el fantasma del duro “período especial” de los noventa que golpeó a la isla.

El 19 de abril de 2018 el general Raúl Castro (87 años), tras una década en el poder que sucedió a su hermano Fidel, pasó el testigo a un civil por primera vez en medio siglo, aunque sin soltar las riendas del todopoderoso Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal), que liderará hasta 2021.

En el relevo anunciado cuando asumió el poder el hasta entonces primer vicepresidente garantizó la continuidad y escenificó un relevo generacional, que para los críticos era una pantomima, por el poder que aún acumulan los octogenarios comandantes de la Revolución que se mantienen activos.

Sin embargo, el nuevo mandatario tiene un estilo diferente con constantes apariciones públicas, recorridos por el país para conocer la situación y continuas reuniones para analizar los problemas económicos.

Para el analista cubano-americano Arturo López-Levy, profesor de la Universidad de Minesota, de este período destaca la reforma de la Constitución, que promulgada hace apenas un mes abre las puertas a los “cambios económicos imprescindibles para que funcione el modelo de economía mixta planteado por el PCC”.

La nueva Carta Magna no incluye cambios políticos sustanciales, pero reconoce la propiedad privada y cimenta de las reformas de Raúl Castro, que es una apertura tan controlada que no da frutos. López-Levy considera que Díaz-Canel optó por posponer las reformas y la descentralización política.

El país se prepara para enfrentar los apuros económicos, las nuevas sanciones de Washington, la ineficiencia del sistema empresarial estatal y desastres meteorológicos. Un panorama reconocido por Castro y Díaz-Canel y causado por la crisis en Venezuela, principal socio económico de Cuba.

Además de luchar con las vacas flacas, el presidente enfrenta la “reglaciación” con EE.UU., agudizada por el hecho de que Washington acusa a La Habana de sostener a Nicolás Maduro en el poder en Venezuela.

Trump cercenó el histórico acercamiento fraguado por Raúl Castro y Barack Obama, y llevó a pequeños una relación que Díaz-Canel no pudo reencaminar en su primer viaje al país vecino en septiembre pasado para la Asamblea de la ONU.

No mantuvo una reunión con Trump, pero sí una apretada agenda de encuentros con las principales empresas tecnológicas y artistas de ese país proclives al “deshielo”.

La situación es complicada, pero, a juicio de López-Levy, también da réditos políticos al nuevo líder. “La torpeza de Trump al retrotraer la relación bilateral a un clima de hostilidad impacta desfavorablemente en la economía cubana, pero políticamente crea las condiciones ideales para un efecto de aglutinamiento en torno a la bandera”, sostiene.

Agrega que “cada minuto que Cuba, bajo Díaz-Canel, desafía los dictados de Washington amplía sus credenciales de continuidad, otorgándole capital propio para una agenda de cambios en sus propios términos”.

En la arena internacional, el presidente mantuvo el compromiso con Maduro -de hecho su primer viaje oficial fue a Caracas- y la alianza boliviariana, recibió en la isla por primera vez en tres décadas a un jefe del Gobierno de España, también al heredero de la corona británica, y visitó a aliados, como Rusia, China, Vietnam y Corea del Norte.

“No fue hasta hace apenas una semana que Cuba fue mencionada negativamente por algún actor internacional de importancia, excepto EE.UU.”, resalta López-Levy, en referencia a las críticas del Grupo de Lima por el supuesto influjo cubano en la crisis venezolana.

A las crisis también se sumaron dramas humanos, en su primer mes en el cargo hubo un accidente aéreo en La Habana que costó la vida a 112 de los 113 ocupantes de un vuelo de Cubana de Aviación operado por la compañía mexicana Global Air. También afrontó otra tragedia en febrero, cuando un fuerte tornado devastó varios barrios de La Habana y dejó siete muertos.

Díaz-Canel, señala el analista, mostró un “manejo relativamente eficiente” de estas situaciones, con “voluntad de presencia y diálogo con la población, apostando capital político propio”.  “Su estatura política creció, pero también las expectativas en la población sobre su gestión y promesas”, precisa.

Entre las sorpresas destacó la entrada en escena de una primera dama, en contraste con el secreto de estado que fue por décadas la vida familiar de los Castro.

Lis Cuesta, de 48 años y directiva del sector turístico, apareció junto a su esposo dos días después de su nombramiento, y ha ejercido de primera dama, aunque en Cuba, oficialmente, no existe esa figura.

Además de desvelar su faceta familiar, Díaz-Canel se convirtió en el primer presidente “tuitero” de Cuba, en una apuesta por la ampliación del acceso a internet que ha propiciado un escenario inédito: el de los ciudadanos interactuando directamente con el líder de su país. (I)

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