Ecuador, 17 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La UE abrió expedientes contra Hungría, Polonia y República Checa por incumplir acuerdo humanitario

Europa no acogerá a 160.000 refugiados

Policías vigilan a dos migrantes africanos cerca de Calais, en el norte de Francia.
Policías vigilan a dos migrantes africanos cerca de Calais, en el norte de Francia.
Foto: AFP
17 de junio de 2017 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

“El Mare Nostrum es hoy el Mare Mortum”. Con estas rotundas palabras definió ayer el presidente del Comité español de Ayuda al Refugiado en Euskadi (CEAR), Javier Galparsoro, la situación que se sigue viviendo en el Mediterráneo a falta de cuatro días para la simbólica celebración del día mundial del refugiado. Pero no fue el único en alzar nuevamente la voz ante el abandono que sufren millones de personas que tratan de alcanzar las costas europeas a la desesperada.

De visita en España, el Alto comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, se preguntaba el miércoles cómo puede Europa, un continente de países relativamente pequeños, carecer de un mecanismo común para afrontar un flujo humanitario que solo puede ser abordado eficazmente con recursos conjuntos. Su percepción es que si la reubicación de los 160.000 personas llegadas a Grecia e Italia que la UE se comprometió en 2015 a acoger en los dos años siguientes se hubiera realizado “desde el principio, hoy este problema sería más fácil de gestionar y menos dramático”.

Pero la realidad actual es desoladora. A 100 días de que finalice el plazo oficial del aquel acuerdo, sólo Finlandia y Malta avanzan hacia el cumplimiento a tiempo de sus objetivos. Los otros 26 países incumplirán los compromisos firmados. Hungría, Polonia y República Checa acaban de ser expedientados por negarse a aceptar a un solo refugiado. Además, comienzan a registrarse espeluznantes testimonios del trato vejatorio dispensado a cientos de demandantes de asilo en Croacia. Si alguno de ellos logra atravesar la alambrada fronteriza son golpeados por la policía y devueltos de inmediato a Serbia, un país que negocia su entrada en la UE.

Hace pocas semanas, Acnur reconocía que el derecho al asilo, un derecho humano universal, está hoy más en peligro que nunca. Los motivos son muchos pero Filippo Grandi acaba de poner el foco en la actitud medrosa de la gran mayoría de los gobiernos europeos. “Temen a que la opinión pública reacciones de forma negativa pero el presidente de Francia, Emannuel Macron, cuya agenda está basada en principios muy sólidos sobre la protección de refugiados, ha demostrado que respetar la ley internacional y la ley de asilo no implica necesariamente catástrofes electorales. Lo hemos visto en Holanda y veremos lo que sucede en Alemania en los comicios federales de septiembre”, afirmó.

España, frontera sur europea más cercana a África y cuarta economía del continente, es uno de los estados más reticentes a cumplir el compromiso de asilo que rubricó en 2015. Según aquel acuerdo, el gobierno de Rajoy aceptó a reubicar a 17.337 refugiados sirios –15.888 desde campos abiertos en Grecia e Italia- y a reasentar a otros 1.449 procedentes de los saturados centros que hay en Jordania, Líbano y Turquía. A menos de 3 meses de que concluya el plazo sólo han llegado 1.200 personas, menos del 8% de la cifra fijada.

Es decir, el ejecutivo debería acelerar el proceso de forma meteórica, a razón de casi 5.000 refugiados al mes si desea cumplir con su compromiso. Nadie cree, excepto el ministro del Interior Juan Ignacio Zoido, que es posible. Tampoco algunas fuentes de la propia UE, donde ya empieza a hablarse de fracaso, el paso previo a admitir que finalmente sólo reubicará a 40.000, el 25% del objetivo inicial fijado. “No tenemos ni un solo motivo para sentirnos orgullosos de nuestra política de asilo y migración”, sentencia el presidente de CEAR en Euskadi, Javier Galparsoro, a preguntas de El Telégrafo.

Acnur ha verificado en los últimos meses que el número de refugiados en el mundo no ha dejado de crecer hasta convertirse en el segundo mayor desplazamiento forzado de la historia de la humanidad, tras los 40 millones que provocó la II Guerra Mundial. Naciones Unidas calcula que hoy más de 7 millones de personas vagan por el planeta en busca de un lugar donde rehacer sus vidas. Seres humanos procedentes de países africanos, Oriente Medio y Afganistán devastados por la sequía, el hambre, la corrupción, el despotismo, la guerra y la desesperación que les golpea cada día, entre la indiferencia general del mundo.

Buscan rutas de entrada en Europa, de forma agónica. En destartalados barcos, sin agua ni comida. Una de estas personas es un joven eritreo que llegó a Madrid el pasado año y que hoy se encuentra a la espera de recibir el reconocimiento de refugiado. Habla con El Telégrafo a cambio de no revelar su nombre y asegura que huyó de su país a finales de 2014 sin saber muy hacia donde. Llegó a Libia, el lugar elegido por los traficantes de almas para hacer fortuna. “Íbamos amontonados. La gente se sentaba unos encima de otros. Sin poderte mover para no desequilibrar la balsa. Orinábamos y hacíamos nuestras necesidades fisiológicas encima de la gente. Uno, desesperado, se dejó caer al mar y no volví a verlo. Tardaron cinco días en rescatarnos y ahora estoy aquí”, dice

Más de 1.800 personas han perdido la vida en el mar Mediterráneo en 2017, lo que eleva la cifra a más de 12.000 desde que se comenzó a elaborar estadísticas de este drama. Es la punta de un iceberg tenebroso porque muchos más, puede que el triple, fallecen ahogados sin que el mundo se entere del drama. Quienes rastrean estas aguas  a diario dicen que el fondo del mar es hoy un gigantesco cementerio. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media