Al llegar a la definición de cuartos de final de la Copa del Mundo Brasil 2014, nos encontramos con pocas sorpresas en cuanto a los equipos-naciones que dirimirán el paso a semifinales y final.

Ecuador, que se ubicaba en el puesto 42 del registro, con los 4 puntos obtenidos en esta edición ha subido al lugar 39, con 13 puntos en la tabla general. Los primeros son Brasil, Alemania, Italia, Argentina, España e Inglaterra, aunque 3 de ellos ya fueron eliminados. Se ratifica entonces la tendencia y la supremacía, salvo excepciones como Colombia y Costa Rica, la primera con un juego espectacular, vistoso, nada egoísta ni calculador, y la segunda, merced a una impresionante campaña que lo ubica por primera vez entre los 8 mejores del torneo.

Hace 3 semanas ya escribí sobre James Rodríguez, heredero indiscutible del trono dejado por el ‘Pibe’ Valderrama. Ahora, a sus 22 años, James es una realidad mágica, de fútbol pícaro y superlativo. Ni el propio Valderrama, ni Willington Ortiz, Alejandro Brand o Delio “Maravilla” Gamboa llegaron tan alto, y es una fortuna contar con quien se erige, desde Santander para el mundo, como el mejor jugador colombiano de la historia.

Lionel Messi y Neymar Jr. son las otras cartas del continente, figuras estelares de Argentina y Brasil, y esperamos que ojalá se encuentren las caras, pero ello tendría que ser, necesariamente, en la final, y eso no es predecible, contando especialmente con el citado James Rodríguez y con Robben y Müller, gigantes de Holanda y Alemania.

África ha sido, una vez más, solo promesa. Francia venció con relativa comodidad a Nigeria y Alemania hizo lo propio con Argelia. Hubo tiempos suplementarios, pero la historia pesó y los africanos resignaron los 2 últimos cupos.

Los memorables: Guillermo “Memo” Ochoa de México, Énner Valencia de Ecuador, el suizo Xherdan Shakiri, Mario Yépez de Colombia, Ángel Di María de Argentina, Bolaños y Ruiz de Costa Rica, y el brasileño David Luiz. Falta una serie de octavos y creo que, por antecedentes, la llave debería clasificar a Argentina y Bélgica, aunque Estados Unidos tiene enorme potencial, además, 24 millones de norteamericanos observaron el partido de su equipo contra Portugal, lo que significa mucho más que la final de la NBA, es decir, el fútbol ahora sí entró de lleno a Estados Unidos.

El tema de la sanción a Luis Suárez convocó un conflicto entre Franz Beckenbauer y Pelé, del lado oficialista, y Diego Armando Maradona, desde una réplica rebelde a los dictámenes de la FIFA. La contradicción no es nueva, y aunque pese a muchos, es ideológica. Pelé y Beckenbauer representan la postura parsimoniosa del establishment, defienden a ultranza cualquier edicto de Blatter, y Maradona, como Jorge Carrascosa, ese gran jugador que se negó a formar parte de la selección de Argentina 78’ para no servir a los militares fascistas, siempre estuvo a la ‘izquierda de Dios Padre’. El que haya firmado con Telesur y no con una cadena comercial lo muestra entero, ético, aunque en ocasiones balbuceante, porque no es un comentarista, fue un genio del fútbol, y representa, a mi entender, lo más sagrado de este juego: el malabar, la astucia y la dignidad.

La rebeldía estuvo presente desde los primeros mundiales. Allí está la historia de Mathias Sindelar, excepcional jugador austriaco, asesinado por los nazis. Emerge la figura del ‘loco’ Carlos Caszely, quien se negó a saludar a Pinochet cuando este despidió a la selección chilena que viajaba a Alemania 74’; el doctor Sócrates, quien llevaba en su camiseta la palabra ‘democracia’, en franco enfrentamiento con la dictadura brasileña. Esa es la esencia del debate Maradona-Pelé-Beckenbauer. No es un concurso para definir quién es más famoso o legendario, atrás está la lucha por los derechos humanos, por la agremiación de futbolistas, para cuidar la vejez de quienes hacen el espectáculo, y no los señorones que, como diría Víctor Hugo: “solo aplauden, patalean, asientan o niegan”.

Ya lo dijo Romario: “No podemos esperar nada de la FIFA. Allí hay un chantajista que se llama Valcke y un ladrón que se llama Blatter”.

Esperaremos sentados los cuartos y semifinales.

Ojalá que llueva café, que haya samba y tango. Nuestra América se merece este campeonato mundial.