Las autoridades expidieron boletas de captura para 26 personas en el operativo denominado “San Roque”,  aunque solo se detuvo a 21 y las otras 5 se encuentran prófugas. Todas formaban parte de las bandas  “El Pavo”, “Los Riascos” y “Los Mopositas”, grupos delictivos que operaban en el sector de San Roque, en el  Centro Histórico de Quito.

De los 21 detenidos, 3 eran menores de edad. Los 18 restantes se acogieron al procedimiento abreviado, es decir, aceptaron ser los autores del delito de asociación ilícita para delinquir.  

Bajo previa aceptación de la Fiscalía, a tres mujeres se las condenó a seis meses de prisión, a dos de ellas debido a su edad -75 y 65 años, respectivamente-, mientras que a la otra se le aplicó la misma pena debido a que es madre de tres menores de edad, que no tienen ninguna otra persona que se haga responsable de ellos, pues su padre también cayó preso en el mismo operativo.

Según el capitán Rolando Jácome, quien en la audiencia de formulación de cargos presentó datos de la investigación, luego de recibir 36 denuncias -22 por hurto y 14 por robo a personas que caminaban por el sector y a quienes transitaban en medios de transporte públicos y privados-, se inició una investigación que llevó tres meses y que dio como resultado la verificación, en fotos y video, del modus operandi de los ahora sentenciados.

Las bandas estaban conformadas por personas con parentesco de consanguinidad y amistad. Para ejecutar sus delitos los miembros de las bandas se dividían en grupos de tres personas, quienes tenían actividades específicas, indicó Mónica Bravo, fiscal del caso, quien explicó la estructura organizativa que les permitía robar e inmediatamente vender lo hurtado para repartirse el dinero. Celulares iPhone eran vendidos en un promedio de 300 o 400 dólares.

Según una georreferenciación realizada por los uniformados de la Policía Judicial, quienes estuvieron a cargo de la investigación, en el sector de San Roque se cometían -en promedio- 103 robos a diario.

Según el informe, de febrero hasta abril los delitos aumentaron. Las bandas delinquían entre las 09:00 y las 21:00.

Debido a que la zona de San Roque tiene mucha afluencia de tráfico vehicular y de personas, y una gran actividad comercial, los antisociales aprovechaban la aglomeración de gente para robar con o sin violencia.

Según los agentes, los delincuentes incluso tenían tiempo de realizar un perfil de las víctimas antes de atacarlas para robarles.

Los malandrines cargaban todo el tiempo chompas, capuchas y gorras, para cambiarse luego de cometer el delito y evitar ser reconocidos por las víctimas. El análisis situacional de estos sectores permitió establecer  el índice delictual de la zona, a pesar de que bandas como las de la “Mama Lucha” ya fueron desarticuladas hace varios meses.