Cuando cumplió 50 se trazó tres metas: ganar la reelección en una sola vuelta y con mayoría en la Asamblea; llegar a la cumbre del Cotopaxi -un anhelo que tuvo desde siempre y que lo cumplió ayer-; y que Emelec sea campeón, aunque es consciente de que esto último no depende de él.

Una amplia sonrisa -que a momentos opaca la fatiga- refleja el orgullo que siente al haber cumplido una nueva meta. Una taza de café, pan integral y algo de fruta intentan compensar el esfuerzo con el que el presidente Rafael Correa coronó ayer la cima del volcán Cotopaxi, a 5.943 msnm.

Siete horas tomó el ascenso del equipo, integrado por tres oficiales de la Brigada Patria especializada en andinismo, 10 militares voluntarios, su escolta, dos médicos y el Presidente, quienes partieron a las 00:15 del 22 de agosto, fecha que el Mandatario tiene ya marcada en su memoria.

El entrenamiento inició hace dos meses en base a una planificación que le entregaron los tenientes Pedro Pilicita y Jorge Trujillo para reunir las condiciones físicas necesarias para coronar la cima. “Aproveché que mi familia estaba de vacaciones y entrené desde las 06:00”, confiesa, y asegura que el apoyo de los oficiales fue fundamental para culminar este reto.

Ciclismo, trote y gimnasio fueron parte del entrenamiento, antes de ascender al Ruco Pichincha y al Illiniza Norte, donde alcanzó la destreza para ir al Cotopaxi.

Su mensaje es para los jóvenes: “Para mí era una meta de toda la vida, y algo que ojalá pudiera transmitir a los jóvenes es el amor por el aire libre y a nuestro país, que es bellísimo. No entiendo, los chicos de colegio organizan viajes al exterior por fin de año cuando hay tanto por ver aquí... Esta es una prueba de fuerza muy grande. Hoy veo a un Ecuador reanimado y, como lo dije el 24 de Mayo, creo que hemos vencido la desesperanza y recuperado la fe en nosotros mismos. Quiero transmitir a los jóvenes que pueden lograr lo que se propongan, que jamás acepten un no y que lo que se propongan podrán alcanzarlo”.

La lesión en la rodilla que sufrió en 2009 -y por la cual tuvo que someterse a tres cirugías- no fue un impedimento para el ascenso, pero admite que tal vez "cometí una imprudencia" porque el retorno al refugio fue más complicado y sintió molestias en dos ocasiones, por lo que se someterá a un nuevo chequeo médico. Pero fue solo cuando concluyó la travesía que comprendió el esfuerzo realizado y que todo "valió la pena".

Eran casi las 12:00 y el viento se mostraba implacable. El ascenso, más allá de la técnica, requiere coraje. Solo llegar al refugio, a 4.800 msnm, hace que muchos desistan en el camino. Pero ese jueves fue especial, la noticia de que el Presidente de la República descendería en cualquier momento fue una motivación para todos: "¿Será que el Presidente se toma una foto conmigo cuando lleguemos?", preguntó un turista chino a su guía; "Probablemente sí", le respondió. Y así ocurrió. El ciudadano llegó a tiempo para ver al Presidente descender y apenas pisó tierra firme le pidió fotografiarse con él.

Luego de unas cuantas fotos ingresó al refugio. Una cabaña amplia con un área para comedor y algunas plazas de descanso en el segundo piso. Allí el frío se apaciguó un poco y el cansancio empezó a ceder: "Llegamos ayer (miércoles) a las 18:00. Se suponía que dormiríamos hasta la medianoche, pero no pudimos. No dormí un segundo y eso es bien importante, porque una cosa es ascender descansado y otra sin dormir. Ya mismo me quedo dormido dándole esta entrevista, pero bueno, estamos aquí para eso y no podemos echarnos para atrás".

La preparación física fue intensa y requirió disciplina. "Reduje peso, me entrenaba, tenía una dieta especial y con las Fuerzas Especiales hicimos todo un programa de preparación", relata, sentado en una de las mesas del comedor comunal, al tiempo que agradece al personal que lo apoyó para cumplir este sueño, señalando a cuatro de ellos mientras disfrutan de una bebida caliente en la mesa contigua. Simultáneamente, los turistas ingresan al refugio para recuperar el aliento y su sorpresa es grata cuando ven allí, tan cerca y accesible, al Mandatario ecuatoriano, con quien todos piden una fotografía. El presidente se conmueve al ver a familias extranjeras, padres e hijos, compartiendo este reto y confía en que pronto sean las familias ecuatorianas las que compartan ese anhelo.

Su admiración por el Cotopaxi surgió cuando llegó a esa provincia para realizar labor social: "Para mí es el volcán más bello del mundo y siempre quise coronarlo, pero nunca se presentó la oportunidad... Para mí era una meta de toda la vida".

Y precisamente ese amor por el aire libre motivó que, desde el Gobierno, se planifique la rehabilitación de todos los centros turísticos: "Esta es una de las contradicciones: hablamos del potencial turístico de Ecuador, venga y visite Ecuador, pero hasta hace poco el camino al Cotopaxi era un desastre, los refugios estaban maltratados, por citar un ejemplo, porque hay otros problemas", comenta y asegura que el plan arrancará este mismo año.

Además considera que Ecuador tiene todo para desarrollar actividades extracurriculares al aire libre: campamentos, montañismo. "Créanme, cuando los jóvenes ven lo bello que es hacer el bien, lo bella que es la naturaleza, ni se les ocurre hacer el mal. Cuando no tienen qué más hacer -algunos dicen que es por desafiar al sistema, las reglas, etcétera- es que empiezan a hacer cosas como el consumo de drogas. Por eso, esto es sumamente importante y Ecuador tiene todas las condiciones para lograrlo, sobre todo, con actividades al aire libre y verán que es automático: menos vicios, etc".

Con la satisfacción de una nueva meta cumplida, asegura que no habrán más ascensos y optará por el trekking y las caminatas, pues reconoce que esta actividad necesita de mucha técnica, estado físico y logística, algo que deberá limitar por su lesión en la rodilla.