El mundo evoluciona a pasos agigantados y, si no nos capacitamos y actualizamos nuestros conocimientos, vamos a carecer de una óptica más minuciosa y desconoceremos otras aristas. El deporte rey crece desde hace décadas en muchos aspectos que el común denominador ni siquiera se imagina. Las cifras escalofriantes que se manejan en el primer mundo y todo el show que se genera en la órbita de este deporte en Europa no son una simple coincidencia, sino el resultado de la creación de modelos de trabajo integrado, incorporando muchos detalles que mejoran el producto.

Cada institución tiene su idiosincrasia y con ese antecedente los directivos comienzan a delinear el futuro del club poniendo por sobre todas las cosas la identidad que quieren para su proyecto.

Traigo todo esto a colación para tener una introducción de lo difícil que es poner en marcha un plan de trabajo en un deporte tan pasional, donde, en la mayoría de los casos, los encargados de conducir la nave piensan casi siempre primero con el corazón. Y eso no debe ser así.

En nuestro país se habla mucho de los proyectos a seguir, de lo fundamental que es respetarlos y que, si esto se consigue, con seguridad los objetivos se alcanzarán. Pero, ¿cuál es la finalidad de la aspiración y cómo lo haremos? Para comenzar a desglosar puntos de suma importancia, la cúpula debe conocer la historia del club y tener la capacidad y paciencia para entender los momentos que se avecinarán y que en muchos casos no son buenos. La gente se identifica con una camiseta porque esos colores los representan en cada lucha que tienen los gladiadores de turno y, más allá de las victorias del equipo, buscan ver reflejada su identidad y pasión en cada presentación. Los administradores -en su mayoría- no piensan en todo esto, solo contratan por exitismo sin analizar previamente los beneficios que se persiguen en todo esquema.

La incorporación de jugadores y armado del plantel deben ser el resultado del análisis de las características del entrenador, y viceversa, para que el trabajo se vea reflejado. Nuestro medio necesita nuevos rumbos, dirigentes que tengan la perspectiva clara de conocer las limitaciones y saber potenciar las virtudes de sus clubes y trabajar imitando modelos exitosos de gestión deportiva, donde se busca, por sobre todo, dejar un legado y ejemplos de superación a las generaciones venideras. El fútbol es mucho más que un deporte, ya se convirtió en una expresión social que arrebata el corazón de conocidos y extraños que buscan expresar sus sentimientos dependiendo del andar de su amado equipo. Hoy la tecnología y comunicación están a nuestro alcance, por eso solo depende de que tengamos las intenciones de querer asimilar que llegó el tiempo de modificar obsoletas y caducadas recetas de trabajo. Es de urgencia que pongamos el destino de nuestro amado balompié en manos de individuos capacitados y que sepan reconocer e identificar qué huellas seguir para alcanzar las tan ansiadas metas. Considero que la pelota nos regaló y sigue dando muchas sensaciones difíciles de explicar; entonces debemos comprometernos y tratar de devolverle con cambios y mejoras todo lo que nos ofreció, porque se lo merece.