Los resultados de las cuentas nacionales de 2013 que presentó el Banco Central la semana pasada, evidenciaron el desempeño positivo de la economía ecuatoriana durante 16 trimestres consecutivos y una tasa anual de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 4,5%, muy superior al promedio de América Latina de 2,6%. Abundan las cifras positivas de los componentes del PIB ­—que incluyen industrias, exportaciones, consumo e inversión—, lo que representa buenas noticias para el Ecuador. 

En ese contexto, llama la atención la pronunciada caída de la industria de refinación de petróleo, de 25,1% con respecto a 2012, una magnitud no registrada, al menos desde 2001. Las autoridades alertaron para el año pasado y para este de la paralización parcial y por etapas de la mayor refinería del país: la de Esmeraldas. Esos trabajos, que permitirán en el futuro aprovechar totalmente la capacidad de refinación, tienen costos altísimos no solo por las consecuencias en la reducción del aporte del sector petrolero al crecimiento, sino también porque eso obliga a una mayor importación de combustibles (que se venden subsidiados), con lo que aumenta el déficit comercial y de balanza de pagos y se reducen las divisas del país. 

La rehabilitación de la refinería se postergó por años en otros gobiernos y la decisión de intervenirla como una prioridad debe ponderar el factor tiempo que juega un papel crucial porque de poco sirve aumentar la producción petrolera si es necesario importar más combustible. 

Las buenas noticias son que habrá resultados a largo plazo y ello cambiará completamente el panorama y esos resultados irán de la mano con otras decisiones que avanzan paralelamente como la reducción de la dependencia de energía térmica (alimentada por combustible) con la construcción de las 8 hidroeléctricas. Además está el proyecto de la Refinería del Pacífico que nació en 2008 y espera financimiento y nuevo socio. Hace poco una delegación del ministerio Coordinador de Sectores Estratégicos viajó a China para negociar su ingreso como socio a la construcción de la Refinería del Pacífico, una sociedad en la que participan Venezuela y Ecuador (accionista mayoritario). Entonces, la caída en la cifra de refinación de 2013 se justifica por un bien mayor.