Cuatro ofertas se presentaron al final de la licitación de 13 bloques petroleros ubicados en el suroriente, en la frontera con Perú, lo que abre expectativas por las inversiones que se realizarán y por el aumento de la producción, y por otro lado, interrogantes ante la llegada de una “nueva era petrolera” en una zona hasta ahora libre de esa actividad.

Desde que se perforó el primer pozo en Ecuador, en 1967, casi la totalidad de trabajos petroleros se concentró en el norte de la Amazonía, en Sucumbíos y Orellana. Ahora, el turno es para Pastaza y Morona Santiago, donde se asientan pueblos indígenas como los huaorani, quichua, shuar, záparo, andoa y shiwiar.

La responsabilidad ambiental y social, con las que está comprometido el Gobierno, tienen que servir como parámetro de exigencia para las tareas que llevarán adelante las compañías interesadas. La española Repsol (bloque 29), la china Andes Petroleum (bloques 79 y 83) y Petroamazonas, Enap de Chile y Belorusneft de Bielorrusia, como asociación, (bloque 28) presentaron las ofertas la semana pasada. Las tareas de exploración durarán 4 años y de explotación hasta 20. Las reservas estimadas oscilan entre 400 y 1 600 millones de barriles de crudo pesado.

El Estado espera inversiones de al menos $ 1 000 millones y, adicionalmente, entre $ 10 y $ 15 millones, por bloque, destinados al Fondo de Inversión Social para el desarrollo de habitantes de las zonas aledañas.

Tomando como referencia lo que no se hizo en la explotación de la Amazonía norte, los recursos obtenidos deberán traducirse en mejor calidad de vida para los pueblos directamente involucrados y en inversión destinada a investigación y nuevas tecnologías, que permitan reemplazar al crudo como principal fuente de energía en el mediano plazo. Por ahora, la explotación de estos bloques sumados a los del Yasuní-ITT, aumentarán nuestro horizonte petrolero.

La XI Ronda Petrolera (la Primera fue en 1985) se lanzó hace 1 año, entonces el presidente Rafael Correa habló de una “nueva era petrolera” y ofreció a los inversionistas “rentabilidad razonable, pero con altísima responsabilidad ambiental”. Una zona inexplorada donde está casi todo por hacer exige de aquello.