¿Cómo hacer política pública si no hay suficiente información sobre el sector en el que se quiere intervenir? ¿Por qué han tardado tanto los gobiernos en visibilizar, a través de cifras, los problemas que son evidentes a diario, como el de la violencia contra las mujeres o el de la discriminación que sufre la población GLBTI? ¿Por qué han sido los mismos grupos históricamente excluidos los que se quedan al final de la cola de las estadísticas nacionales?

Quizá, los resultados que arrojen los estudios sobre estos grupos humanos o sobre los sectores que se quieran analizar, como el ambiental o cultural, incomoden a muchos. Por ejemplo, cuando se expusieron los datos de la primera encuesta de violencia de género realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), con la colaboración de la Comisión de Transición Hacia el Consejo de las Mujeres y la Igualdad de Género, muchos no pudieron salir del asombro (y las autoridades públicas del sonrojo). Entre algunas cifras se destacaba que el 60,6% de las mujeres en Ecuador ha vivido algún tipo de violencia.

El informe decía que “la violencia contra la mujer no tiene mayores diferencias entre zonas urbanas y rurales: en la zona urbana el porcentaje es de 61,4% y en la rural 58,7%. El 90% de las mujeres que ha sufrido violencia por parte de su pareja no se ha separado. Según este estudio, el 52,5% de las mujeres (a pesar de ser sujeto de violencia) no se separa porque considera que ‘las parejas deben superar las dificultades y mantenerse unidas’”.

Pero también, ha tomado mucho tiempo revelar las condiciones y el real aporte que tienen algunos sectores tradicionalmente excluidos de la dinámica productiva del país, como el cultural. Muchos piensan que la cultura no tiene ningún peso específico en la economía, cuando en el mundo las industrias culturales aportan al Producto Interno Bruto (PIB) con más del 7%; en el caso de EE.UU. la incidencia es del 11%, en Argentina es más del 4% y en Colombia aproximadamente representa el 3%.

Es necesario y urgente acelerar estos trabajos. Ahora que el INEC ha sacado una nueva investigación sobre las condiciones de vida de la población GLBTI, no deben dejar de producir estadísticas serias del resto de sectores de la sociedad.