Como señalaba el analista Juan Torres López: “El llamado ‘cierre’ del Gobierno de Estados Unidos se puede interpretar y valorar de muchas formas, pero creo que por encima de todo refleja que el capitalismo no da para más”. Nada más certera esta reflexión, si a esto se añade que, desde la crisis financiera que el “monstruo” del norte atravesó en 2009, no ha logrado recuperarse plenamente ni resolver sus contradicciones en términos económicos y políticos.

No es la primera vez que se produce un cierre parcial de la Administración Federal por falta de fondos en Estados Unidos, ha ocurrido 18 veces desde 1976 (la última fue en 1996), sin embargo, el actual responde a un desencuentro político, a un cruce ideológico entre demócratas y republicanos extremistas; siendo los republicanos quienes más deuda han generado en los últimos 35 años.

Según un estudio del Center on Budget and Policy Priorities, se determinó que el 55,8% de la deuda actual que posee Estados Unidos fue generado por recortes fiscales en la administración de Ronald Reagan, por los costos de las guerras militares de Irak y Afganistán, y por los gastos de estímulo de George Bush; y el 28% se produjo por la aplicación de las políticas de Bill Clinton y Barack Obama.

Sin embargo, la política pública (sobre todo la fiscal) de la actual administración no se salva de ser altamente responsable de este cierre, ya que como señalaba el mismo Juan Torres López, “la realidad no es que en Estados Unidos se realicen gastos públicos excesivos, sino que se recortan impuestos a los ricos para privilegiarlos. Mientras que los impuestos sobre los beneficios empresariales representaban el 6% del Producto Interno Bruto de Estados Unidos en los años cincuenta, ahora ni si quiera llegan al 2%”. Es decir, por cada dólar que pagaba en impuesto un trabajador estadounidense, las empresas pagaban tres, pero ahora solo 22 centavos.

Las consecuencias son evidentes y las señales claras: más allá de que Estados Unidos logre resolver su “impasse” político, lo cual evitaría lastimosos impactos negativos al interior de su economía y a nivel mundial, este país apunta hacia un modelo de desarrollo diferente, divorciado del feroz capitalismo en el que vive. capitalismo en el que vive.