Collares, pulseras, bolsos, zapatos, sombreros y ropa, todos llenos de color y en diversos modelos. Aunque cada objeto es único todos tienen algo en común, la materia prima es 100% ecuatoriana.

Se trata de una cadena productiva en la que varios artesanos, de diferentes partes del Ecuador, elaboran prendas y accesorios hechos a mano y con insumos obtenidos de la naturaleza.

Aprovechar la riqueza de los recursos que tiene el país para elaborar objetos que representen, con sus texturas, diseños y matices, la cultura ecuatoriana fue uno de los objetivo de la diseñadora Mirta Evi (34 años) al entrar en el mundo de la moda.

Pero su meta no solo es comercializar productos de calidad que muestren al mundo un poco de la cultura del país, sino que también busca ayudar a gente que necesita superarse. “Comercio justo”, así denomina a su método de trabajo.

“Se trata de una práctica social en la que el trabajador tiene un pago justo, un ambiente seguro para laborar, donde no exista abuso por parte de las grandes empresas”, explica Evi.

Para lograr su objetivo esta diseñadora trabaja con varios talleres de artesanos a quienes les entrega sus diseños y ellos se encargan de elaborarlos con los materiales solicitados. Al momento trabaja con la comunidad waorani. 400 mujeres trabajan ahí con material amazónico como yanchama, chambira, palmas y diversas fibras del Oriente. En cambio para los accesorios con tagua trabaja con un taller de Santo Domingo. También hace negocios con tejedoras en Cuenca, sombrereros de Quito, Ilumán y Montecristi, costureras de la capital y algunos artesanos de textiles en Otavalo. La paja toquilla y el cacho de toro son otros materiales que utiliza en sus creaciones.

“Empecé a buscar gente que necesitara trabajar, que quiera hacer algo diferente y que sea más constante, así comencé”, comenta Mirta cuando relata sus inicios en este campo.

En 2012 creó su marca The Andes Fashion. Sus primeros trabajos fueron de joyas y bufandas. Un año después empezó a comercializar sombreros, de estos su primera exportación fue a Australia. Actualmente envía sombreros, principalmente, a Japón, Corea del Sur, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Tailandia, Bélgica y el Congo en África. Al año exporta más de 2.500 sombreros, los pedidos de los otros productos suelen ser más pequeños. Los sombreros de paja toquilla o fieltro de lana se los encuentra desde $ 29 en algunos locales de Ecuador.  

Aunque trabaja con una cadena de talleres en diferentes ramas, los artesanos tienen la apertura de laborar con varias marcas. “La gente tiene que ser libre. Ese es el asunto del comercio justo, me puedes vender a mí, le puedes vender a mi competencia, siempre y cuando respeten el diseño. Mientras se les pague lo justo está bien, tienen el derecho de trabajar con quien quieran porque tienen esa libertad”, comenta la diseñadora.

El año pasado presentó su última colección denominada Volcano Collection que incluye zapatos, camisetas, bolsos, joyería, sombreros, bufandas y chales. Tiene planificado empezar con una pequeña línea para hogar y hacer accesorios en los que se mezclen los materiales con oro.

Pero, ¿cómo surgió en la diseñadora la idea de esa colección? Todo empezó cuando pudo apreciar una de las erupciones del Cotopaxi desde su casa en el Valle de Los Chillos.

“Fue una erupción de colores. El cielo estaba despejado y de pronto aparecieron los rosas y los rojos mezclados con celeste”, explica Mirta.

Pero además de incursionar en el mundo de la moda con su propia marca, ayuda con el diseño, producción y exportación a artesanos que quieren sacar sus productos al extranjero con su propia marca. Asegura que busca romper con   barreras como el idioma, que tienen los productores para llegar a mercados mundiales.