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La ropa inteligente se adaptará a la piel

Los tejidos y las prendas prototipo se ponen a prueba en un maniquí desarrollado para evaluarlas.
Los tejidos y las prendas prototipo se ponen a prueba en un maniquí desarrollado para evaluarlas.
17 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Cada vez que los gurús de la tecnología hablan de la tecnología del futuro, no pueden dejar de lado uno de los segmentos más prometedores: la ropa inteligente. Es así que surgen los primeros anuncios de lo que se aproxima y uno de ellos hace hincapié en las prendas que incorporarán temperatura graduable para ciclistas, por ejemplo. Tampoco se descartan los guantes conectados a baterías o prendas que controlan los signos vitales.

Son apenas algunos ejemplos de cómo la ropa inteligente o con tecnología incorporada promete mejorar la calidad de vida de los seres humanos, porque incluso revolucionará la forma en que nos vestimos. “Con el desarrollo de los wearables (dispositivos para llevar puestos) es posible llegar al interior del cuerpo humano”, como lo señala un estudio del centro tecnológico Eurecat en Cataluña, una institución pionera en ropa inteligente.

La venta de estas prendas inteligentes superará los $ 140 millones en 2018 en el mundo, según estimaciones divulgadas en el reciente encuentro internacional en Barcelona sobre ropa inteligente impulsado por Eurecat.

En 2013 las ventas fueron de poco más de $ 10 millones, la mitad en Estados Unidos, pero los analistas del sector esperan una verdadera explosión en la disponibilidad y demanda de ropa inteligente, sobre todo, entre los jóvenes. Al igual que este centro, la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, creó una prenda capaz de controlar la circulación de aire frío y caliente, por medio de una red de tubos minúsculos incorporados a un chaleco, sobre el cual se puede usar más ropa.

Los sensores de temperatura integrados en el tejido monitorizan el estado de la piel, bombeando aire frío o caliente según sea necesario. “Es como llevar un minisistema de aire acondicionado pegado al cuerpo”, explica uno de los líderes del proyecto, el profesor Jintu Fan. De acuerdo con la revista de divulgación científica Tendencias 21, aunque este tipo de ropa termorreguladora no es nueva, hasta ahora solo se incorporó en prendas voluminosas o incómodas pensadas para servicios militares, aeroespaciales y de emergencia, o para experimentos de laboratorio.

Los astronautas, por ejemplo, utilizan una primera capa que regula la temperatura dentro del propio traje espacial, llamada prenda de enfriamiento líquido y ventilación que consta de muchos tubos por los que circula agua fría, para compensar la alta temperatura dentro del traje, lo que supone no solo un peso extra sino dificultad de movimiento.

A diferencia de estas propuestas, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados-Energía (ARPA-E) invirtió $ 30 millones para desarrollar sistemas cuyo uso se pueda adaptar a la vida cotidiana.

La misión es integrar tanto la tecnología textil avanzada como la de gestión térmica en diseños cómodos, usables, lavables y seguros. Aunque en principio la investigación se centra en el diseño de vestuario para interior, los investigadores creen que se podrá utilizar también al aire libre.

Por otro lado, un grupo de biotecnólogos del Instituto Tecnológico de Massachusetts creó Second Skin, un polímero inteligente que no solo refuerza físicamente a la piel, también proporciona una capa de barrera transpirable que ayuda a su regeneración. Uno de los proyectos más ambiciosos en este cambio se denomina BioLogic que se basa en investigaciones científicas con una bacteria japonesa denominada Bacilus subtilis que detecta la humedad de forma inmediata.

El equipo, liderado por el profesor Lining Yao, en colaboración con New Balance y diseñadores del Royal College of Arts, se lanzó a crear esta prenda con diseño ergonómico. Según el sitio web Mediatrends.es, para lograr esta ropa, los investigadores transformaron las células para imprimirlas en un material específico denominado spandex.

De esta manera, y después de entrar en contacto con el aire, las células ‘avisan’ a la tela que debe contraerse o expandirse en función de la respuesta de la epidermis a daños externos. Estos centros de investigación también piensan en los deportistas. Para este segmento de la población hay camisetas que podrán medir la frecuencia cardíaca y las calorías quemadas. Una vez que la ropa tenga los datos exactos, de forma instantánea, los envía al teléfono celular del usuario para que este tenga los datos reales y pueda tomar medidas en caso de que sea necesario.

Son algunas las universidades y centros de investigación que invierten dinero y esfuerzos en este campo, pero aún queda mucho por avanzar.

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