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Los cuestionamientos que “desentraman” el Oscar

Los cuestionamientos que “desentraman” el Oscar
24 de febrero de 2013 - 00:00

Woody Allen parece un niño caprichoso por haber elegido ir a practicar la noche del domingo con su grupo de amigos, con quienes toca el clarinete los lunes en un hotel, en lugar de recoger su premio a Mejor guión en la gala de los Oscar de 2012, por la película Midnight en Paris.

Este rechazo de Allen a los premios de la Academia no es un escenario nuevo, su  resistencia al galardón es ya parte de una “tradición” que surge de la consabida quisquillosidad y visión crítica del director. Y no es el único que ha vertido comentarios negativos sobre los Oscar.  

Efectivamente, quienes conforman el jurado, para nominar a los candidatos de los premios Oscar, son alrededor de 6.000 grandes talentos del cine y parte de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Sin embargo, revisando la historia de la entrega de estos galardones, resalta que en varias ocasiones ha habido controversias sembradas por quienes no las consideraron   justas o pertinentes.

Este año no hubo ciertas nominaciones -esperadas por la crítica- a Mejor director y Mejor película. Es el caso de The Master en  la categoría Mejor película. Hay algunos temas que parecen muy sensibles ante la Academia y más para el mundo hollywoodense: en este caso el filme parece demasiado “permeado” con la historia del origen de la cienciología.

También se ha percibido que cuando un largometraje es “incómodo” y extremadamente crítico queda relegado, como el caso de Taxi Driver o All the President’s Men, que eran candidatas a Mejor película, y terminaron perdiendo frente a Rocky, en 1976.  

Por otra parte, dejar a un lado a Ben Affleck -por Argo- como Mejor director también es una muestra de ciertos prejuicios que hay ante los trabajos cinematográficos según la carrera recorrida, si es comparada con la nominación de Robert De Niro a Mejor actor secundario. Nadie duda de su calidad actoral, sin embargo su papel en Silver Linings Playbook no llega a cumplir ciertos estándares -según algunos críticos- que se buscan para poder decir que es uno de los “mejores”.

Anthony Hopkins, quien ganó por Mejor actor por su rol de Hannibal Lecter por el Silencio de los inocentes, en 1991, y protagonizó la película Hitchcock, hizo declaraciones en 2012 en contra de los Oscar, pues un agente ya le había comentado que no estaría nominado como en la 85 entrega. Afirmó que el proceso de elección y de entrega de premios  llega a ser “nauseabundo”.

Joaquin Phoenix manifestó también su disgusto ante los premios de la Academia. Si bien está nominado a Mejor actor, sus palabras fueron las siguientes: “Pienso que son una total porquería, no quiero ser parte de eso”. Su queja apunta a que la selección es superficial y que los premios priorizan  cintas que son como “una zanahoria sin sabor, por estar muy blanda”.

Ante este tipo de críticas se podrían contraponer los argumentos bajo los que los jueces de los Oscar escogen a los ganadores. En la página oficial de los premios  se publicaron algunos videos en los que una minúscula parte del jurado conversa sobre los criterios en los que se basan para  premiar.       

Este año, por ejemplo, forman parte del comité  Jeannine Opperwall, Alex McDowell, Scott Chambliss, Bo Welch, Theo van Sande, Daryn Okada, Mark Goldbart, entre otros. Son editores, diseñadores de vestuario, productores, directores, etc.

Varias de las ideas que plantearon se dirigían no solo hacia la historia que cuenta la película, sino el diseño del vestuario, el ambiente, etc. “La película debe crear una experiencia completamente distinta en la audiencia; la historia debe calar hondo y conectarse con el público. Los procesos deben parecer mágicos  al tomar en cuenta la realización de las películas”, explicó uno de los jueces.    

Ahora, si se toma en cuenta la diversidad que debe representar el tipo de largometrajes que se escoge como las nominados a Mejor película, siempre hay unas que otras “sensiblonas”, cuya carga emotiva es inmensa y la producción es excelente, sin embargo eso no abarca todo lo necesario para que la palabra “mejor” encabece la visión sobre tal o cual filme, porque sus historias no se sostienen o tienen argumentos flojos. Pensemos en The Help o Titanic -que ganó en 1998-.   

Injustos, subjetivos, entre otros términos, es lo que se ha dicho de los Oscar, pero no queda ninguna duda de que, en la historia del cine, estos galardones han sido clave y que seguirán formando parte del imaginario de la sociedad sobre qué películas ver y qué es o no buen cine.

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