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El Telégrafo
*Fernando Falconí Calles

¡Sí se puede!

29 de mayo de 2015 - 00:00

Fue el grito que se escuchó con fuerza en las calles y plazas de las principales ciudades españolas, cuando irrumpió el movimiento de los ‘Indignados’, en 2011. El discurso contrahegemónico levantado por las ciudadanas y ciudadanos movilizados no fue entendido por los partidos del stablishment: el PP y el PSOE.

Los ciudadanos fueron capaces de construir un nuevo imaginario colectivo, que estableció el vínculo entre crisis económica y bipartidismo. Las mayorías, golpeadas por las políticas de recortes, hicieron conciencia de que el PP y el PSOE ya no las representaban. Seguían salvando a los bancos y hundiendo a los ciudadanos; seguían gobernando para enriquecer a las minorías y empobrecer a las mayorías.

En enero de 2014 aparece el movimiento político Podemos. Luego de apenas cuatro meses de fundación, obtiene 1’253.837 votos y logra cinco escaños en el Parlamento Europeo. Podemos ha realizado acciones que han definido su postura: es un movimiento político que se preocupa por las clases populares; por esta razón, está ascendiendo en solidaridad y simpatía. Es la adhesión natural que despiertan quienes se dedican a la política con capacidad, solidaridad y honestidad.

Para las elecciones municipales del pasado 24 de mayo de 2015, Podemos hizo alianzas con varios grupos ciudadanos, como el caso de Procés Constituent en Catalunya, impulsado por la monja benedictina Teresa Forcades y el economista Arcadi Oliveres. Se formó una amplia coalición (Barcelona en Comú) que posibilitó el triunfo de Ada Colau. “Ha sido la victoria de David contra Goliat; ha ganado la esperanza y la ilusión contra la campaña del miedo y la resignación. Sí se podía, y lo hemos demostrado. La gente común, la ciudadanía de a pie, los que habitualmente no hemos tenido poder, hemos sabido aprovechar esta oportunidad histórica”, manifestó Ada.  

En el caso de Ahora Madrid, se procedió con la misma táctica utilizada en Barcelona. Manuela Carmena obtuvo el 31,85% de los votos y 20 concejales, quedando en segundo lugar luego de Esperanza Aguirre, del PP. En caso de recibir apoyo del PSOE, Manuela se convertiría en alcaldesa de Madrid. “Es claro que ha ganado la fuerza que quiere cambio. Y no ha sido ningún partido político, habéis sido vosotros y vosotras”, manifestó agradecida a sus votantes.

Estos ejemplos -de las dos principales ciudades españolas- demuestran que en España el bipartidismo terminó. Podemos, durante la campaña, retiró de los medios a sus líderes más conocidos (Iglesias, Errejón) para evitar una sobreexposición. Los protagonistas fueron los representantes de las organizaciones ciudadanas que formaron las más amplias alianzas.

Las elecciones parlamentarias de noviembre de 2015 definirán el próximo Gobierno en España. Podemos deberá seguir actuando con transparencia, en defensa de las clases populares. Deberá seguir denunciando la corrupción enquistada al interior del PP. Desde luego, las élites -por todos los medios imaginables- tratarán de debilitar al movimiento político que consideran amenaza la estructura de poder financiero, político y mediático instalado en España.

Por lo pronto, las clases populares recuperaron la esperanza; ahora saben que no deben resignarse al mal vivir. El Buen Vivir es posible. Rajoy debe preparar maletas: las mayorías, en noviembre de 2015, lo echarán de La Moncloa. En su lugar, instalarán a Pablo Iglesias. (O)

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