Los sueños expresan un ideal por alcanzar. Impiden ser como barcos a la deriva. Dan un profundo sentido a la vida. Enseñan a no desesperarse. Son como un faro que ayuda a no perderse en los desvíos y tentaciones equivocadas, en los caminos de la vida. También existen sueños irrealizables, que paralizan y frustran por inalcanzables. Los sueños que importan son los que invitan a la acción y en el proceso de su realización nos humanizamos y se siente la satisfacción por el esfuerzo emprendido. Periódicamente, en la lucha de los pueblos por alcanzar niveles más altos de independencia y libertad, sus más esclarecidos pensadores, líderes y gobernantes se pusieron a la vanguardia de sus pueblos, en los momentos históricos cruciales. Propusieron sus sueños, como líneas estratégicas de pensamiento para la acción, a través de discursos, proclamas, manifiestos o libros, se convirtieron en alimentos ideológicos y espirituales en la vida de sus seguidores. Señalaron los caminos para las acciones de una o varias generaciones y en otras ocasiones se convirtieron en guía y faro permanente.
El pensador argentino Ernesto Giudice señaló que “cada generación es una etapa histórica por cumplir, otros realizarán lo que algunos tan solo alcanzaron a soñar”.
La política es el arte y ciencia de gobernar al servicio de una comunidad (de escaso número de personas a conjunto de naciones). En el verdadero sentido, el que dirige una comunidad, debe hacer lo mejor posible con los recursos que dispone. Los mejores sueños en política proponen las mejores ideas que conduzcan al mejor vivir de una comunidad. Ser eficiente en cada momento es aprovechar al límite lo que se tiene. Mientras más elevados y trascendentales son los sueños, es más difícil que se hagan realidad en lo inmediato y se convierten a largo plazo en una esperanza que no se debe renunciar.
Los ideales son los más nobles de los sueños. Los mejores ideales están asociados con la mayor cantidad de personas que se benefician de los grandes sueños. La mejor forma para desarrollar altos ideales y sueños trascendentales es poner en contacto a los niños, adolescentes y adultos con los personajes más importantes de la historia de la humanidad, América Latina y el Caribe, nuestro país y la comunidad en que se vive. Los ciudadanos que van a participar en la política deben por lo menos conocer quiénes han sido los más generosos, los mayores benefactores, los que han aportado los más importantes descubrimientos al servicio de la humanidad, los que amaron y sacrificaron sus vidas por los demás, los que demuestran un fervor cívico, los que dieron muestra de honradez y conducta intachable. Quienes no conozcan a los principales héroes, patriotas y luchadores que ofrecieron lo mejor de sí mismos por hacer realidad sus nobles sueños, no pueden identificarse con ellos, y menos todavía participar en la política, que es esencialmente servicio a la comunidad y la humanidad.
Lo peor que le puede pasar a la política es que sus gobernantes, dirigentes y funcionarios públicos no tengan grandes sueños. La política es servir, no servirse. Las personas egoístas, en quienes prevalecen los intereses personales, familiares y particulares sobre los públicos, debieran tener prohibida su participación en la política. ¿Qué se puede esperar de personas que han vivido en la mezquindad, siendo malos ejemplos y que solo piensan en el beneficio propio y de su grupo? Van a repetir lo que hicieron en el pasado. Los soñadores, en cambio, van a intentar hacer realidad sus nobles sueños. Urge que los ministerios de Educación de nuestros países elaboren libros y documentales, adaptados a los niños, adolescentes y adultos, y que masivamente se conozca a quienes han sido los más grandes soñadores y los que han encarnado los mejores valores y sentimientos humanos al servicio de la comunidad y de la humanidad. (O)
