Los malos y fracasados gobiernos hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Es un falso orgullo sentir gran satisfacción por unas pocas grandes obras y lo extraordinariamente bien que vive una minoría, sin importar que la mayor parte de la población sobrevive en condiciones infrahumanas. Las comparaciones, en todas las épocas, entre los países y sociedades, no debe ser solamente entre quienes tuvieron y tienen mayor cantidad y excentricidades en palacios, castillos y mansiones, sino en cómo viven, sobreviven y mueren los más pobres.
Lao-Tse hace 25 siglos sabiamente advirtió: “Los gobernantes arbitrarios no son como las personas maduras. Cuando llegan a poseer la riqueza del país y a ocupar la posición de gobierno, agotan la energía de la gente corriente para intentar por todos los medios satisfacer sus propios deseos sensuales. Sus mentes están preocupadas por tierras, salas, terrazas, estanques, jardines, animales salvajes, rarezas y curiosidades. La gente pobre muere de hambre, los campesinos se hielan de frío, mientras que los habitantes de los palacios visten sedas decoradas. Así pues, cuando los gobernantes acumulan estas cosas inútiles, las vidas de todos son inseguras”.
Se habla ahora de los países fallidos donde los gobiernos no satisfacen las necesidades para una vida digna. Existe mucha violencia, narcotráfico, bajo nivel educativo, pocos empleos y salarios muy bajos, muy alta migración, una parte importante de la población vive en condiciones de pobreza y miseria y una minoría nacional y extranjera se ha apoderado y usufructúa de las riquezas del país. No son países fallidos o fracasados, sino países sobreexplotados y superoprimidos y los culpables no son sus pueblos empobrecidos, sino quienes los han gobernado y los gobiernan, en beneficio de los círculos de poder gobernantes y los intereses económicos de las personas y empresas más ricas. Cómo puede explicarse y justificarse que en los países y regiones más empobrecidas y saqueadas, existan los más ricos de las regiones y del planeta, que viven como reyes y emperadores en sus países y en el extranjero?
Carlos Marx, en la Crítica del Programa de Gotha, decía: “Democratizar la universidad, sin antes democratizar la escuela, favorece a la burguesía”. No se debe premiar a los elegidos, a los que tienen más dinero, recibiendo las mismas becas, en igualdad de condiciones, que los más pobres. Prioritariamente deben resolverse los problemas del pueblo, de los más necesitados. Si se generaliza el pensamiento de Marx, los bonos, incentivos económicos y exoneraciones de impuestos, no deben ser iguales a todos los sectores sociales y económicos, sino en relación inversa a sus posibilidades. En los países más injustos e inequitativos, los que tienen más recursos económicos y riqueza deben recibir menos de parte de los organismos e instituciones del Estado. Lamentablemente, en estos países, regiones y localidades más inequitativas e injustas, los que tienen más dinero y riqueza son los que más se benefician del patrimonio de todos.
José Gervasio Artigas decía: “Los más miserables deben ser los privilegiados”. Si a los más pobres se les proporcionan préstamos, bonos y tierras, terminarán gastadas y vendidas, si no tienen o reciben una adecuada educación y capacitación técnica para el trabajo y un entorno social adecuado (carreteras y calles en buen estado, agua potable, electricidad, alcantarillado y servicios de educación y salud). Continuarán las violencias, frustraciones, resentimientos, migraciones hacia nuestras ciudades y hacia los países del Primer Mundo. Individualmente, siempre algunas personas por su cuenta y con extraordinarios esfuerzos se salvan de la pobreza y la miseria. Para el conjunto de los pueblos, el salir del círculo vicioso de la pobreza depende principalmente de las políticas de los gobiernos. (O)
