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El Telégrafo

YA VIENE EL NIÑITO

YA VIENE EL NIÑITO
20 de diciembre de 2013 - 00:00

Dentro de todo lo que he escrito acerca de estas fechas, no podía olvidarme de los villancicos. He analizado con una visión muy aterrizada a nuestras realidades las actuales y las paralelas y con un prisma sarcástico y sobre todo humorístico los comportamientos humanos en el momento de hacer la lista de regalos, darlos y recibirlos, poner el árbol, reunirse para la cena y comer pavo, no sin antes meter en la máquina de rayos equis a Papá Noel y sus renos.

Pero hoy centrémonos en los villancicos, aquellas tiernas canciones de temática religiosa navideña normalmente interpretadas por coros de niños que en su mayoría no son realmente COROS, salvo contadas y notables excepciones, sino grupos de lindos infantes apiñados por el “mister” de música de la escuela, quien trata que canten algo parecido a una canción.

Su misión es lograr que al menos digan la misma letra y al mismo tiempo, mientras los padres se empujan entre sí por tomarles fotos con su Smartphone para subirlas al Instagram y presumir no de sus hijos sino de sus cualidades fotográficas, de los peladitos puedo decir que lo que es cantar, cantar así como quien dice CANTAR no cantan, gritan, pero en compensación realmente son “leeendos”.

Pero, profundicemos, ¿de qué van los villancicos? Algunos de ellos aún a mis treinta y siete años no logro entender por ejemplo, el de “los peces en el río”, entiendo que beben y beben y vuelven a beber porque ven al Dios nacido o sea, están felices sí, no es para menos, pero ¿qué beben? y ¿cómo beben? digo, si son peces y están en el río, dentro del agua asumo, ¿cómo beben? porque si pudieran salir del río e ir a una disco estuvieran saltando y cantando “yo no quiero agua, yo quiero bebida” ¿o no?
Siguiente análisis y ojo que no es por polemizar, son honestas dudas, cuestiono por ignorancia y ya saben como reza el dicho popular “tonto no es el que no sabe si no el que no pregunta” y el pueblo nunca se equivoca (ajá ya, simón), por eso los reto a que me brinden el significado de tutaina tuturuma tutaina tuturumaina, porque entiendo que el ropopompón ropopompón onomatopéyico del tamborilero responde al sonido que se produce al golpear las baquetas con el cuero del pequeño tambor, pero cosas como el antón tiruliru liru o ala nanita nana nanita nea, me dejan perplejo y me hacen sentir como otra palabra parecida.

Pulgar arriba si se dieron cuenta que “claveles y rosas” y “venid pastorcillos” se cantan igual, que los protagonistas de las canciones toman buen chocolate y que la burra era el medio de transporte número uno de la época, como el Aveo en estos tiempos.

En todo caso, para finalizar, queda prohibido elucubrar y sacar de contexto líneas como “ya viene el niñito jugando entre flores” ojalá no sea alérgico al polen, “la paja está fría, la cama está dura” aunque parezca una metáfora de un reo en la cárcel, “yo me remendaba yo me remendé, yo me eché un remiendo yo me lo quité” trabalenguas de sastre y por sobre todas las cosas evitemos pensar que el burrito sabanero es comerciante de sábanas.

Amor y humor para todos, FELIZ NAVIDAD.

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