Tomando el concepto de cultura como usos, costumbres, conocimientos, creencias, creaciones, producciones y construcciones de los pueblos o nacionalidades (no solamente las creaciones artísticas), y el concepto de nacionalidad como grupo poblacional de igual origen, territorio, cultura, lengua, vida económica y sentimiento de destino común, se reconocen en la historia ecuatoriana varias nacionalidades, unas dominantes y otras dominadas, cada una con su propia cultura.

La cultura dominante blanca europea consideraba a las poblaciones subyugadas, mestizas, indígenas, afrodescendientes, como incultas, en una mezcla de racismo y clasismo, pues además eran pobres por explotados. La Federación Shuar (desde 1976), la Conaie (desde 1986, tomando los principios de la FEI) y la Fenocin (que nace en 1995) iniciaron los planteamientos de un Estado plurinacional e intercultural en el marco de la crítica al colonialismo y al Estado blanco-mestizo burgués, hegemónico y excluyente. Con estas organizaciones y planteamientos los indígenas se tornaron actores políticos trascendentes a finales del siglo pasado e inicios del presente.

Los planteamientos del Sumak Kawsay aparecieron con el nuevo siglo en Bolivia y Ecuador y se introdujeron formalmente en sus constituciones, cuestionando la separación occidental de cultura-naturaleza, cuerpo-espíritu, varón-mujer. El Buen Vivir, como idea fuerza, pasó a ser oficial en los dos países.

En los tres principios de la filosofía andina se ubican los cinco del Sumak Kawsay. Los primeros Reciprocidad o solidaridad (pampa mesa, presta manos, minga), Complementariedad de elementos duales (los señalados de cultura-naturaleza, cuerpo-mente, hombre-mujer) y Correspondencia de las partes con el todo (“todo tiene que ver con todo”) que corresponde al Pensamiento Complejo del francés Edgar Morín. Se sistematizan para Ecuador en cinco los principios del Sumak Kawsay: Sin pensamiento y sentimiento no hay vida; Todos provenimos de la misma madre tierra o Pachamama (El Planeta, Gaia o ser vivo según el inglés James Lovelock); La vida es sana (cuestionando los paradigmas de la medicina); La vida es colectiva (para terminar con el individualismo occidental); Todos tenemos una meta o sueño (el cambio civilizatorio).

La interculturalidad debe ser un ‘diálogo entre iguales’, con equidad y respeto, con nexos entre la experticia de los científicos y aquella de los representantes de la comunidad, como plantea la nueva corriente intercultural de la denominada Ciencia Posnormal. (O)