Siempre que alguien te va a faltar el respeto te dice primero “con todo respeto”, suelen hacerlo para decirte una broma o para disentir de tu opinión pero normalmente, citando la frase de un gran filósofo popular “como dice el mundo, como dice la humanidad”, es para encamarte tonteras de forma gozona, o sea más claro te gozan.

Parte de la cultura de todos los estratos son los apodos, sobrenombres o motes como también le suelen decir a la forma en que también te llaman, de frente o a tus espaldas, con cariño o con odio, en el colegio, trabajo y hasta en la casa.

De esta forma los gordos tenemos más apodos que libras en nuestro cuerpo, chistosos alias que van desde cola en funda, pasando por cintura de suegra, desnutrido y llegando a hilaridades como arruga wáter, yo que en mi adolescencia tenía el pelo largo, ya me gustaba el rock y me sentía Axl Rose, pero me gritaban ¡Mercedes Sosa!

Los narizones suelen ser el cóndor del escudo, nariz de tiza de sastre, nariztóteles, para los flacos siempre hay bien puesto un repuesto de muerto, radiografía, ahí viene Conan: “Conanemia”, a los cabezones suelen decirles cabeza de centro cívico, molde para hacer paracaídas, deformador de sombreros o eclipse porque su cabeza tapa el sol.

Los patuchos: Tarzán de bonsái, Acuaman de lavacara, jinete de caballo de mar, los calvos: frente de pulpo, profesor x, cable peligroso porque está totalmente pelado o canasta familiar, cada vez más cara.

Saliendo de lo físico hay rayes que vienen por culpa de las infidelidades por ende los que tiene fama de cachudos llevan su porción de saco de cachos, oreja de toro porque la tiene cerca de los cachos, cachencho, cachuflais, vaca muerta porque tiene cachos pero no dice ni ‘mú’ y vikingo vago, no se saca los cuernos ni para dormir.

Si le gusta el trago le queda bien murciélago, porque duerme de día y chupa de noche, iglesia abandonada: no tiene cura, mosquito ya que hay que matarlo para que deje de chupar y de los más creativos es algodón de enfermo porque vive bañado en alcohol.

Saliendo de los apodos, con todo respeto, también existen esas respuestas rápidas sin mayor solución que la risa como a la hora de comer si alguien dice “tengo hambre”, en coro llega un: “¡cómete este!”, y cuando alguien de alguna forma admira y alaba a otra persona no falta el mordaz que le diga “ya pues báñalo y tómate el agua” o el más conocido “pídele un hijo”.

Y por mayoría de uso y de votos gana en este rubro la contestación más rápida, fulminante y certera que el revólver de John Wayne en el viejo oeste, “¡TU MÁI!”.

Es más, creo que incentivaría más a la investigación formal y asistir a las bibliotecas si cada vez que consultáramos la wikipedia buscando por ejemplo ¿Quién inventó el cromatógrafo de gases?, ¿quién es el autor de ‘El Péndulo de Foucault’? o ¿Cuál es el segundo nombre de Justin Bieber? te responda: “¡TU MÁI!”

Gozar, fregar, molestar, joder, es dinero en efectivo en el bolsillo del pueblo, por eso te aplican ese si algo te debo con esto te pago pero “con todo respeto” y prohibido resentirse porque el que se resiente lo siente dos veces.