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El Telégrafo

En la ciudad se ha perdido una novela

En la ciudad se ha perdido una novela
22 de marzo de 2015 - 00:00 - Juan Carlos Cabezas

El protagonista de esta historia viene caminando hacia mí. Levanta la mano y me grita ‘Juancalo’, desde el parterre que separa la estación del Trolebús con el Centro Comercial El Recreo. Le devuelvo el saludo, cuando llega a mi lado, lo tomo del brazo y sin decir una palabra me lo llevo corriendo. Hay una razón: 20 personas lo esperan hace más de una hora y me parece increíble que no se hayan ido.

En el camino, le consulto los temas de la charla. “¿Vas a hablar de tu mochila perdida?”, le pregunto y el escritor hace una pausa en silencio. Una hora después y ante las mismas 20 personas, un inspirado Huilo Ruales relata el acontecimiento que marcó sus últimos días de su estancia en la capital.

La mochila en cuestión llevaba en su interior un computador nuevo marca Apple y un disco externo con al menos 4 mil hojas de Word

En resumen: se perdieron, quizá para siempre, un número indeterminado de poemas, cuentos, crónicas, novelas y otras expresiones literarias, repletas de la pólvora literaria de este hombre, que como buen mercenario, no tenía ningún respaldo de sus trabajos.

Todo ocurrió el último 6 de diciembre. Huilo se bajó de un bus de la Cooperativa Vingala que lo trajo del Valle de los Chillos hacia la ciudad que respiraba su chuchaqui fundacional. Por las inmediaciones de la Universidad Salesiana, el escritor descendió de la unidad sin mochila alguna. Fue un olvido, a lo mejor consecuencia del apuro que tenía para asistir a un almuerzo al que le habían invitado unos amigos o consecuencia de la adictiva lectura de la novela La abeja del argentino César Aira, uno de sus favoritos. Solo su chompa de cuero estaba sobre su hombro derecho, así tomó un taxi y cuando arribó al lugar del encuentro por avenida Colón sintió como que se abriera un hoyo negro a sus pies.

Cuando se disponía a abrazar a uno de los invitados se fijó en como llevaba una mochila en la parte delantera del cuerpo. “Recién me di cuenta que me faltaba un brazo”. Pidió disculpas y se retiró ante el estupor del grupo. Llegó en minutos a la oficina de la cooperativa; allí el encargado conversó por radio con el chofer del bus 10 que lo había trasladado en la tarde, pero confirmó que no había nada y que nadie reportó una mochila desaparecida. Siete días después, Huilo relató cómo le costaba dimensionar lo ocurrido. Lo más grave es que la segunda y tercera parte de su serie los Los Kitos Infiernos se perdieron, ya casi listas.

Huilo presentó la primera entrega, Edén y Eva, en mayo de 2013. Para agosto estuvo la primera reedición. Durante la presentación realizada en el Teatro Prometeo de Quito, explicó algunos detalles de su relación con Quito o Kito, su álter ego. Como escritor nómada que es, Huilo traza líneas donde otros solo vemos calles. Él escribe vidas que se tejen sobre un territorio que pasa, casi obligatoriamente, por la “tuintifor”, el antiguo mastodonte del Cumandá y la plaza Foch, el nuevo ombligo peludo de la ciudad. Esa capacidad única para escribir textos salvajes que dinamitan “la gramátika”, la ortografía y las mentes, contaban con la complicidad de Quito, su mademoiselle.

El ‘yunta’ de Kito, terminó por perder su trabajo en las tripas de su monstruo más amado. Para colmo de ironías, ese mismo 6 de diciembre recibió la condecoración Aurelio Espinoza Pólit en el Teatro Sucre. A las 17:00, saludó con el Presidente de la República y el Alcalde. Estaba vaciado como un pomo vacío al que se le esfumó la esencia.

Huilo Ruales Hualca, el hombre de los proyectiles literarios, se volvió para su residencia en Francia sin su computadora “color bala” y ni uno solo de sus textos salvajes. Desde allá anuncia vía email que sigue invicto y tejiendo otra telaraña. Como escribió otro gran escritor, Humberto Salvador: en la ciudad se ha perdido una novela.

LA MAC*:

7 de diciembre

“Acepto todas las ideas que me permitan encontrar mi Mac y el disco duro externo en el que se me han ido de la vida y quién sabe si para siempre todo mi trabajo literario. Allí tenía, por ejemplo, las dos novelas de la trilogía los kitos infiernos, en proceso de corrección. mejor dicho, allí tenía todos mis trabajos inéditos. Todos. Todos. Me siento como el soldado que rengueante y hambriento vuelve de la guerra a su casa y no la encuentra. salvo un pedal de bicicleta, la tapa de un baúl, un jirón de foto de su madre y un terreno baldío en donde se abría el huerto familiar como un abanico bajo el cielo. he perdido, en suma, el sentido de la vida. Snif snif. Bang bang”.

9 de diciembre

“No hay indicio de la compu ni del disco duro externo, pero he recibido tanto respaldo, solidaridad y afecto, que por primera vez creo en los milagros. siendo objetivo, el intenso despliegue de mi infortunada noticia y el clamor porque se me devuelvan mis materiales literarios, ha cubierto todo el ámbito donde la cultura es algo latente o se tiene de ella al menos una noción. En consecuencia, la ausencia de respuesta significaría que mi compu y disco duro se hallan navegando en otras aguas, en el que mis textos no tengan valor alguno. El milagro consistiría en que hasta allá, hasta donde la gente vive en otra sintaxis —radios y diarios chatarra, centros comerciales cachineros, depredación en carne viva, etc...— hasta allá llegue mi pedido. pero en esas tierras nocturnas hasta en el día, pobladas de fantasmas con la boca seca, los milagros se los aceita con dinero. Con guita contante y sonante. Así es que mi nuevo anuncio a partir de hoy es el siguiente: 800 dólares ofrezco a quien me permita recuperar una computadora Macbookpro y un disco duro externo”.

10 de diciembre

Mensaje de Ramiro Arias, director editorial de Eskeletra:

“Sin afán de ser fatalista, en caso de que los materiales literarios del escritor Huilo Ruales no sean recuperados, propongo a la comunidad internauta y sobre todo a las instituciones públicas y privadas que tienen que ver con la cultura, auspiciarle un tiempo de ‘residencia’ para que reescriba al menos una de sus dos novelas restantes de trilogía LOS KITOS INFIERNOS. Eso sería una ayuda coherente en estos duros momentos. Somos todo oídos”.

12 de diciembre

“PARA LOS SECUESTRADORES DE LA MADRE DE MIS TEXTOS (mi compu MacBookPro), dos avisos importantes:

1. Que el departamento de rastreo informático de la Policía Judicial está cada minuto más cerca de ustedes;

2. Que si preservan los materiales y, sobre todo, el disco duro, pueden recibir una recompensa: convertirse en propietarios definitivos de la computadora MacBookPro (1.350 USD) y el disco duro con capacidad para 500 gigas (110 USD), y, como si esto fuera poco, les ofrezco $ 500 dólares en efectivo para el festejo (O sea, en total, $ 1.960)”.

* Transcripciones textuales que el escritor publicó en la web.

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