Los directivos de la Universidad Técnica de Machala (Utmach), en categoría C ante el Consejo de Educación Superior (CES), no solo quieren llegar al nivel A, sino también convertirla en un centro educativo de alta calidad.

A pocos días de haberse recordado el aniversario 44 de creación, su rector, César Quezada, indicó que están dando un giro radical en lo académico y en la infraestructura. “Estamos haciendo cambios en todas las facultades; además, creando  nuevos laboratorios de computación, de investigación y en otros departamentos”, destacó.

A ello se agrega el acuerdo alcanzado con autoridades locales para instalar cámaras del ECU-911, en lugares estratégicos del alma máter.

En la ceremonia para conmemorar a las personas que murieron en la lucha por conseguir la construcción de la universidad, dijo que no se conformarán con la mejora en la categoría. “Queremos llegar mucho más lejos para tener una institución que sea orgullo de todo los orenses”, precisó.

El alma máter se edificó luego de la presión ejercida por los habitantes de Machala y del resto de la provincia al Gobierno que presidía en ese entonces José María Velasco Ibarra.

El 22 de noviembre de 1968, las calles de Santa Rosa y la capital orense se tiñeron con la sangre de Carlos Ponguillo, estudiante del colegio Zoila Ugarte, y los trabajadores Alonso Patiño, Pedro Riofrío y Germán Cueva.

Todos fueron abatidos por las fuerzas del orden movilizadas para sofocar la protesta ciudadana. El día anterior, el régimen había decretado un toque de queda que no fue aceptado por los machaleños y el resto de orenses. Por el contrario, salieron a las calles y como producto de los enfrentamientos cayeron abatidos los cuatro ciudadanos.

La semana pasada, decenas de personas se congregaron en el lugar de los hechos para colocar sendas placas en honor a los caídos.

Antonia  de Riofrío, viuda de uno de los abatidos en las confrontaciones, estuvo presente en la marcha. En ella  recordó que su esposo era dirigente de los trabajadores de Puerto Bolívar. “Él era un hombre luchador y le interesaban las causas sociales, como la creación de una universidad para sus hijos”, destacó.

Riofrío murió en la esquina donde actualmente funciona el Banco Nacional de Fomento (BNF), en las calles 9 de Mayo 1701 y 9 de Octubre. La mujer dijo que tres años después la entidad de educación superior otorgó becas estudiantiles y dio atención médica para su familia.

Pedro Jiménez, de 66 años, quien estuvo presente en los enfrentamientos, también contó detalles de lo sucedido aquel día. “El ministro de Gobierno de ese entonces ordenó que nos cortaran la luz, el agua y teléfono, pero cuando  se dio cuenta de lo grande que era la movilización, dio paso a que se firme un acuerdo para la creación de lo que ahora es la Utmach”, recordó.