El percance que tuvo la noche del viernes el vuelo 148 del avión Embraer E-190 de Tame, en la cabecera norte del aeropuerto Mariscal Sucre, cuando cumplía  la ruta Loja-Quito, provocó inconvenientes a los pasajeros de otras aerolíneas nacionales e internacionales.

Según Quiport, la noche del accidente se suspendieron 20 vuelos, de ellos dos eran internacionales, además hubo el retraso de igual número de vuelos programados.   

Esto causó malestar y preocupación a los pasajeros que esperaron impacientemente hasta la reapertura del aeropuerto que se produjo cerca de las 22:00.      

El gerente general de Tame, Gustavo Cuesta, considera que los retrasos de otros vuelos que se produjeron el fin de semana -desde y hacia Quito- no fueron a causa del avión accidentado, que espera la autorización para ser removido del sitio en donde se accidentó, ya que el aeropuerto está operativo desde la misma noche del viernes. 

Además, destacó la celeridad, profesionalismo y eficiencia de la Empresa Municipal Aeropuerto y Zona Franca del Distrito Metropolitano de Quito (Corpaq) que dio todas las facilidades para una evacuación segura y rápida de los pasajeros y tripulación.   

Esto pese a que algunas víctimas se quejaron por la falta de cuidados médicos en el momento del accidente. Por ejemplo la periodista Pamela Romero, de Ecuavisa, criticó la ausencia de ambulancias para atender a los heridos. 

Ante los cuestionamientos sobre supuestas irregularidades  en el vuelo 148, dijo que el control del espacio aéreo está dado por un radar instalado en Guayaquil, donde se controla todo el tráfico aéreo del país.  

Cuesta fue enfático en señalar que mientras no termine el trabajo de la Junta Investigadora de Accidentes (JIA) no se podrá adelantar versiones sobre lo sucedido, aunque si reveló que las indagaciones se centran en tres factores: el humano,  el material o el estado del avión,  y las circunstancias del entorno.

La JIA no tiene plazo para entregar su informe y las investigaciones se realizan en forma estrictamente reservada.      

Hasta el momento, Tame debió cancelar tres vuelos del mediodía a Guayaquil y las pérdidas diarias alcanzan los 50 mil dólares. La pérdida total aún no se ha cuantificado, pero Cuesta reveló que de todo ello se encargará la aseguradora de la aeronave, la cual también cubrirá los gastos médicos de las personas que resultaron afectadas por el accidente, las cuales afortunadamente tuvieron afectaciones leves. 

Tras indicar que tanto el piloto como el primer oficial (copiloto) se encuentran suspendidos hasta cuando el organismo encargado de la investigación lo determine, sostuvo que la compañía prevé superar los inconvenientes en corto tiempo, para lo cual ha procedido a la adquisición de tres aeronaves. La primera llegará el próximo mes al país.

Ayer Tame envió un boletín a sus socios VIP para informar sobre cancelaciones en sus vuelos “por motivos operacionales”.

En el boletín se explica que desde hoy y hasta pasado mañana varios vuelos que cubren rutas nacionales han sido cancelados.   

Esto se debe al hueco que deja el avión accidentado en Quito, por lo que la aerolínea ecuatoriana tiene problemas para cubrir rutas previamente establecidas.        

Los retrasos y cancelaciones han ocasionado molestias entre los viajeros, algunos de los cuales se han acercado a reclamar en las terminales aéreas de Quito y Guayaquil.