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Con una inversión de $ 600 se puede iniciar un negocio de este tipo

Los huertos urbanos se convierten en fuentes de empleo en Quito

La organización de bioferias por parte del Municipio contribuye a facilitar la venta de los huertos caseros.
La organización de bioferias por parte del Municipio contribuye a facilitar la venta de los huertos caseros.
Foto: Cortesía
12 de agosto de 2017 - 00:00 - Redacción País Adentro

Los huertos urbanos dejaron de ser  solo una iniciativa para el consumo de productos orgánicos, para convertirse en una fuente de ingresos económicos para el hogar.

El gusto por sembrar y comer fresco impulsó a Gloria Rosero a crear un huerto en el patio de su casa. Empezó en 2002 con pocos productos y en pequeñas cantidades; solo para autoconsumo. Pero con el tiempo, vio en el huerto una oportunidad para crear un negocio.

En su terreno de 500 m² siembra  productos como maíz y papas. Cuenta con tres invernaderos: en uno siembra tomate, en otro hortalizas y en el tercero germina pilones de hortalizas para la venta.

El éxito en sus cultivos llevó a Rosero a ampliar su negocio con la crianza y venta de pollos y de conejos. Vende sus productos orgánicos en ferias organizadas por el Municipio. Al mes obtiene una ganancia cercana a los $ 500.  

“Además de lo económico, mi familia y yo comemos sano y fresco”, dice Rosero, y agrega que su esposo, su hijo y su nuera le ayudan en las labores del huerto.

La gente de su sector ya la conoce. Los clientes se acercan a su vivienda ubicada en Chillogallo, sur de Quito, para comprarle algún producto, una planta o un animal.

Para Rosero es importante no desperdiciar el espacio que tiene en casa. En pequeños huertos —afirma— se pueden sembrar diversas plantas, sobre todo de hortalizas que son las que más se consumen.

“A las plantas hay que cuidarlas porque son familia, hasta hay que conversar con ellas”. La mujer agrega que aunque no es difícil tener un huerto, es necesarios dedicarle tiempo.

Al igual que ella, más personas de la capital que iniciaron un huerto urbano para autoconsumo, la han convertido en una oportunidad de emprendimiento.

Hace 10 años, Holga Loachamín creó su huerto de hortalizas orgánicas con el fin de seguir el ejemplo de sus antepasados.

Loachamín es originaria de Zámbiza, una zona periurbana del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Creció con sus abuelos y recuerda que ellos se alimentaban con lo que sus tierras producían; todo lo cultivaban solo con abono de cuy y sin el uso de fungicidas.  

Estos recuerdos la motivaron a sembrar hortalizas para su familia. Pero desde hace siete años vende los productos que cosecha en ferias de alimentos orgánicos. Al mes, junto con la venta de animales menores, como cerdos y cuyes, consigue alrededor de $ 400.

Loachamín produce, en 500 m², lechuga, remolacha, cebolla blanca, zanahoria, apio, perejil, culantro, paiteña, col, limón, hierbas medicinales y granos como fréjol y maíz.

Empezó a cultivar sus propios alimentos porque para ella es importante saber qué está comiendo. Además, el huerto le da la facilidad de tener a la mano cualquier producto que necesite para cocinar.

Desde hace 15 años, ConQuito ejecuta el proyecto de agricultura urbana con el que da asistencia técnica y capacitación a ciudadanos de zonas urbanas, periurbanas y rurales que estén interesados.

Según Pablo Garófalo, técnico de Agricultura Urbana de ConQuito, este servicio se brinda principalmente a gente que se encuentra en estado de vulnerabilidad.

El enfoque inicial del proyecto fue mejorar la alimentación. Garófalo asegura que los índices de desnutrición en el DMQ son altos. “Se habla de un 26% de desnutrición crónica en niños menores de 5 años. En sectores como Quitumbe, la desnutrición crónica llega al 46% en el mismo rango de edad”.

Pero con el tiempo, las personas se dieron cuenta de que esta actividad  además de mejorar su alimentación, ayuda a ahorrar y genera ingresos económicos.  

En estos 15 años, alrededor de 65 mil personas se han beneficiado directamente con las capacitaciones de ConQuito, y unas 116 mil han sido beneficiarias indirectas. Se han implementado más de 3.200 huertos, de los que cerca de 1.300 están destinados al cultivo de productos para la comercialización.

Para quienes buscan vender alimentos orgánicos, con una inversión de alrededor de $ 600 se puede establecer invernaderos de 40 m², en los que se puede sembrar, por ejemplo, 120 plantas de tomate para producir hasta 500 kilos cada ocho meses.

Se pueden hacer invernaderos más pequeños, solo para autoconsumo, con una inversión de entre $ 100 y $ 200. Además, si no se cuenta con terreno, se pueden hacer contenedores con cajas de madera o plásticas, con botellas o llantas.

Esta iniciativa impulsó a que otras personas empiecen a desarrollar diversos emprendimientos, como cultivo de hortalizas en fresco, elaboración de productos transformados, crianza de animales, ofrerta de servicios de producción de insumos como plántulas, abonos, frutales, entre otros. (I)

El huerto urbano fomenta la unión familiar y mejora los hábitos alimenticios. Los productos no tienen agroquímicos. Foto: Cortesía

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