En la India milenaria desaparecen  44.000 niños cada año y las autoridades policiales ponen poco interés en las investigaciones para dar con su paradero. En diciembre de 2006, en el pequeño poblado Nithari, de la próspera ciudad industrial de Noida, en Nueva Delhi, sus habitantes no tuvieron oportunidad de celebrar el Año Nuevo porque el dolor, el luto y la indignación los embargó debido a que sus hijos habían caído en la ‘casa de los horrores’.

    Allí hallaron los cuerpos de 19 menores, -hombres y mujeres-, en su mayoría enterrados en el jardín o descuartizados en dos alcantarillas cercanas a la mansión.

En la India se prohíbe el consumo de carne de res, pero en ese país, sobre todo en Nithari, un sector ocupado por los más pudientes, se presume que se practicó canibalismo con la carne de algunos de los niños desaparecidos, según determinaron las investigaciones y las revelaciones de uno de los detenidos.

Los vecinos de Nithari, un sector pobre de Nueva Delhi, habían denunciado la desaparición de 38 niños entre 2005 y 2006, entre ellos el hijo, de 9 años, de Sonia Bibi, pero los policías no atendieron los casos, lo que contribuyó a que el suceso se convirtiera en un gran escándalo.

La detención de empresario

Precisamente, la desaparición de una joven, de 26 años, llevó a la Policía a la mansión del empresario Moninder Singh Pandher, quien junto con su fiel empleado, Surendra Koli, fue detenido el 29 de diciembre de 2006.

Durante los interrogatorios Koli dijo no saber nada de la mujer, pero descubrieron que él tenía su teléfono móvil. En esas circunstancias confesó que la había asesinado, al igual que a dos niños y seis niñas, de 4 a 12 años. Reveló que lo único que hacía era cumplir órdenes de su jefe, y la policía detuvo también a Moninder.

 Los agentes encontraron cráneos y huesos de 15 personas en una alcantarilla situada detrás de la casa del empresario.

El 2 de enero de 2007 aparecieron nuevos restos en otra alcantarilla cercana que indicaban que podía elevarse el número total de víctimas a 19 mujeres y niños (la mayoría eran niñas pequeñas), que habían sido troceados de forma precisa y sistemática, según los forenses.

Presuntamente las víctimas habían sido estranguladas, descuartizadas con una sierra, y los trozos habían sido arrojados a las alcantarillas en sacos.

Cuando los vecinos de Nithari conocieron de los asesinatos apedrearon la casa del empresario y arremetieron con golpes contra los policías corruptos que no atendieron las denuncias de los desaparecidos. Muchos de los agentes fueron despedidos de sus cargos.

 Un ejército de investigadores y peritos forenses se trasladó al poblado Nithari, en las afueras de Noida. La noticia de la investigación se filtró a la población y minutos después de que las autoridades llegaran al domicilio indicado, decenas de personas se arremolinaban frente a la casa del magnate.

Más osamentas son halladas

Tras las confesiones de los cuatro detenidos, un grupo de hombres empezó las excavaciones en las propiedades de Moninder Pandher, incluida una casa de campo.

En el segundo día de remoción de tierra, los trabajadores rescataron 15 esqueletos de los 17 en total que ahí hallarían. Prácticamente fue el sirviente Koli el que indicó a quiénes pertenecían las osamentas, ayudado por las fotografías de niños desaparecidos que le mostró la policía. Otros restos fueron identificados por sus familiares.

Algunos de los cadáveres carecían de torso, por lo que las autoridades especularon que uno de los motivos de los asesinatos fue el tráfico de órganos, lo que confirmaba la participación en el grupo del médico Navin Choudhary. Con las pesquisas preliminares y la reapertura de los expedientes de niños desaparecidos, la Policía habló preliminarmente de 31 víctimas.

Pero de los 17 cadáveres rescatados, 10 correspondían a víctimas femeninas. Solo los restos de la prostituta Payal pertenecían a una mujer adulta. Los 16 restantes eran menores de 10 años.

El equipo forense determinó que los cadáveres fueron cortados en tres partes, con precisión quirúrgica. Además se hallaron bolsas de polietileno que contenían vísceras.

El Comité Central de investigación que indagó los asesinatos descubrió graves errores por parte de la Policía en el manejo de los casos de personas desaparecidas. Los informes eran incriminatorios y proclamaron que la fuerza pública falló en su deber de responder a las quejas en los últimos dos años.

Juicio y pena de muerte

Los abogados no quisieron defender a  Koli y Pandher. El 25 de enero de 2007, los dos acusados ya habían sido atacados por observadores y abogados a la salida de un juzgado de Ghaziabad. Un grupo de abogados sujetó al empresario por el cabello y le dio puñetazos en el rostro hasta dejarlo inconsciente. Por esa situación pidieron que se los juzgue en Nueva Delhi.

Después de interrogatorios y deliberaciones, el 13 de febrero de 2009, un tribunal penal indio sentenció a Pandher y Koli a la pena de muerte. El criado fue condenado por cinco crímenes, entre ellos el de  Arti Prasad, de 7 años; Rachna Lal, de 9; Deepali Sarkar, de 12; y Chhoti Kavita, de 5. 

Koli presentó a través de sus abogados una petición de gracia a la sentencia, pero en julio de 2014 el Presidente de la India rechazó la solicitud. El 3 de noviembre de 2014, el tribunal emitió la orden de la pena de muerte contra el acusado en el caso Nithari.

La pena no se logró cumplir inmediatamente, puesto que en la cárcel de Dasna, Ghaziabad, no existían las instalaciones para colgarlo, por ello fue trasladado el 4 de septiembre de 2014 a la prisión de Meerut. La ejecución estaba prevista para el 12 de ese mes y año. El 28 de enero de 2015, el tribunal superior conmutó la pena y ahora cumple una condena de cadena perpetua. 

El 24 de julio de 2017, un tribunal especial de la India condenó a pena de muerte a Pandher  y a su sirviente Koli por violación y asesinato de una joven en 2006, una de las 19 víctimas mortales halladas en la “casa de los horrores” de Noida.

El empresario indio también fue declarado culpable de conspiración criminal. (I)