“¡Otra...otra!”, pedía el público en el parque Itchimbía de Quito, luego de cantar y  bailar al ritmo de  canciones clásicas del rock de Queen, Guns N’ Roses  y  Joan Jett. 

No era un show más, pues la  fuerza de la batería de ‘Ire’ Rosenfeld vibró con la guitarra de ‘Kat’ Herrera, el bajo de ‘Giss’ Chacón y las voces atrevidas de 3 cantantes (Jess, Ruth y Ele), que intercalaron su participación.                  

Así fue el concierto de Plash, banda de rock integrada solo por mujeres. Plash, como un  sonido que irrumpe de manera inesperada muestra el lado femenino de la música,  es  un ‘golpe rítmico’ de rock con rostro de mujer.   

Todo inició  en 2009, cuando Irene Rosenfeld, su fundadora y líder, convocó a una audición para buscar a chicas instrumentistas para el proyecto. “Desde pequeña quise formar una banda de mujeres y aquí estamos”.

Relata que el plan fue llamado como ‘Girls Band Project’. Ese fue ‘el vientre’ que acogió a un promedio de 200 chicas de todo el país.  

Luego de  una selección quedaron 20, quienes fueron preparadas. Ese fue el ‘periodo de gestación’. 

Se mantuvieron 2 bandas, luego de pasar por  varias integrantes, algunos nombres y un reality radial quedó una sola, y se la bautizó como Plash.  Ese fue el nacimiento.  

Luego de 8 años, Rosenfeld  afirma que su principal objetivo es la promoción del talento femenino en escena.

“Lo hice para contrarrestar el modo en como la sociedad ve a las mujeres en la música. Y siempre pensé en tocar rock, porque es diferente”. 

Para la guitarrista ‘Kat’ Herrera es un sueño cumplido estar en Plash. “Me gradué de mercadeo y ahora estudio música”. El repertorio de Plash lo alimenta el rock clásico, pero también hay composiciones propias como ‘La mala del rock’ y ‘Vuela Alto’.

Las chicas no se detienen y  la agrupación no parará hasta grabar un EP con 6 canciones inéditas. El número de integrantes depende del evento, y también cuentan con artistas invitadas.

Rosenfeld concluye que Plash “es un proyecto serio, y con visión. Las chicas se involucran y reciben capacitación,  luego se les abre más campo”.  

Rosa Tequilas

Y como parte de esta ola femenina melódica, una nueva agrupación de  power pop surgió de la mente del músico y productor Hugo Ferro. Su nombre: Rosa Tequilas.

“Es una idea que tenía desde hace un par de años”. Ferro encontró a las chicas en diferentes eventos. Esa fue la señal, luego las juntó para conformar Rosa Tequilas.

El cuarteto debutó  a inicios de mayo en la palestra con su versión de ‘Él me mintió’, original de Amanda Miguel, que ya suena en todos lados y cuenta con un video en YouTube que ya superó las 20.000 visualizaciones.

Rosa Tequilas está conformada por: Abryl (vocalista), de Cuenca; Karen Noboa (guitarra), de Ibarra; Melanisha  Williams (bajo), de Santo Domingo de los Tsáchilas y Daniela Ruano (batería), de Quito. Todas han recibido formación musical.   

No solo han sorprendido por su talento, también por su imagen elaborada sobre la base de un maquillaje en solo un lado del rostro.

“Expresa la dualidad de la mujer: el lado Rosa (sin maquillaje), es la parte dulce; y la parte Tequilas (la pintada) es la fracción fuerte  y enérgica”, afirmaron sus integrantes.  

El maquillaje fue diseñado  por la artista Lorena Terán, de un concepto inspirado en culturas y tejidos del Ecuador, como los bordados de Zuleta.

Ferro asegura que esta primera etapa es de versiones de mujeres solistas que fueron éxitos  hace años, pero se continuará con temas inéditos. 

Con él coincide Magui Muñoz, exguitarrista de Onírica, cuarteto de metal de Quito, que fue integrado  por mujeres. “Quisiera que haya más composiciones en las bandas de chicas, ese es el paso que hay que dar”.

Muñoz integró Onírica cuando tenía 16 años en 2001, hasta su disolución en 2014, la banda tocó temas inéditos. 

Con Onírica presentaron el CD Sociedad de Piedra (2012), que incluye su canción ‘Epílogo de Juana’, un tema en contra del maltrato a la mujer. La guitarrista recuerda con nostalgia la oportunidad en que tocaron en un evento junto a Testament, al que definió como “el mejor concierto de nuestras vidas”.   

Y concluyó: “La música hecha por mujeres tiene otra mística, una perspectiva diferente, es una visión que hay que compartir”. (I)