El jueves pasado, agroindustriales, agricultores, representantes de cooperativas de crédito, investigadores y empresarios, se dieron cita en el ‘Diálogo Rural’, evento realizado en Guayaquil, para analizar las opciones de financiamiento de la agricultura rural ecuatoriana.

En la reunión los participantes destacaron que la insuficiencia de financiamiento es una falencia estructural que obstaculiza una mayor superación de la pobreza en el ámbito rural.

Ney Barrionuevo, miembro del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, resaltó que el financiamiento es uno de los factores críticos del sector. “No solo porque la demanda supera a la oferta real, sino que la poca oferta que hay no responde las necesidades de los pequeños productores”, lamentó. Y detalló que, en las zonas rurales del país, el 85% de los agricultores es de pequeños productores.

Actualmente las alianzas de las grandes industrias con los proveedores pequeños constituyen un mecanismo para acceder a financiamiento. “Los compradores de nuestro cacao afuera quieren tener la certeza de que el producto proviene de sistemas inclusivos. Esto obliga a replantear la forma de comercialización”, detalló.

Juan Carlos Urgilés, gerente de la cooperativa Jardín Azuayo, recalcó  la necesidad de fomentar la asociatividad, un comportamiento económico que no suele imponerse ante el tradicional individualismo. “La asociatividad implica tener madurez para aceptar que yo solo no puedo”, enfatizó.

Por su parte, Francisco Rhon Dávila, investigador del Centro Andino de Acción Popular (CAAP), recalcó que es complejo lograr que un pequeño productor obtenga, a través de sus actividades, el equivalente a un salario básico mensual. Y ello en razón de que quienes tienen cultivos de maíz -que demoran 6 meses en madurar- “deberían obtener ganancias de $ 360 al mes, pero eso no sucede”, dijo.

Agregó que este tipo de circunstancias se debe corregir para asegurar mayor solvencia financiera y acceso a créditos. (I)