Nadie  se libra de las pesadillas: en algún momento de la vida, todos se han levantado sobresaltados por un mal sueño. Cuando las pesadillas son recurrentes hay más motivos para preocuparse.

Un reciente estudio publicado en la revista American Family Physician, advierte que si estas se repiten, pueden ser un síntoma de problemas psiquiátricos.  Además, hay evidencias de que padecer depresión e insomnio también origina la aparición de pesadillas. 

 En el mundo de la psiquiatría, prácticamente todas las enfermedades están asociadas a pesadillas; la depresión y el estrés postraumático están entre las principales.

Lo más frecuente es que las personas que sobrevivieron a un accidente o presenciaron un hecho doloroso pueden padecer de este tipo de sueños. También pueden estar ligados a la esquizofrenia y a trastornos obsesivo-compulsivos.

De acuerdo con el psiquiatra ecuatoriano Armando Camino, el síndrome de estrés postraumático es un trastorno psiquiátrico que aparece en quienes han vivido un episodio dramático: una guerra, un secuestro o la muerte violenta de un familiar. 

“En las personas que lo sufren son frecuentes las pesadillas que rememoran la experiencia trágica vivida en el pasado. En estos casos, hay que diferenciar este trastorno de otras situaciones problemáticas de la vida cotidiana como un divorcio, conflictos familiares o problemas económicos”, precisa el médico.

Según Camino, existe un trastorno de estrés postraumático agudo que suele manifestarse en los primeros 3 meses después de ocurrido el hecho y el de tipo latente que se revela a los 6 meses o más. “Es común que la persona reviva continuamente el acontecimiento traumático, lo que produce recuerdos reiterativos del suceso que, en la mayoría de las ocasiones, también se mezclan con las pesadillas”, recalca.

Un estudio desarrollado por médicos de la Clínica Mayo revela que los tratamientos farmacológicos para tratar las pesadillas son escasos. Uno de los más eficaces es la sustancia conocida como prazosina, un medicamento para tratar la presión arterial que también se utiliza para tratar pesadillas causadas por eventos traumáticos como experiencias de la guerra.

Además de reducir la presión arterial, los investigadores encontraron que la sustancia también es responsable de bloquear algunas funciones de la adrenalina en el cuerpo, el riesgo de la ansiedad y el trastorno de pesadillas en las personas con estrés postraumático.

Las pesadillas relacionadas con eventos traumáticos pueden ser tan graves que contribuyen al abuso de sustancias, al alcoholismo y los pensamientos suicidas, según un informe de la Clínica Mayo.

Así como existen fármacos cuya eficacia está comprobada, también hay tratamientos alternativos como la técnica del ensayo imaginario, a través de la cual se trata de animar a los individuos a alterar los finales de sus pesadillas mientras están despiertos.

Este tipo de terapia cognitiva ayuda a más del 70% de personas que la han probado. Se trata de que las personas creen una alternativa menos dolorosa para su sueño.  Se estima que una pesadilla puede ocurrir cuando las personas  atraviesan la fase REM del sueño, en la que se intenta dar sentido a las ideas y mientras se intenta resolver problemas difíciles.

Hay neurólogos que consideran que los desórdenes del sueño, como la apnea y el síndrome de piernas inquietas pueden también provocar pesadillas crónicas, incluso la postura en la cama puede influir.

Según la revista Sleep and Hypnosis, las pesadillas son más comunes entre las personas que duermen en el lado izquierdo de la cama. A este dato se suma otro: las personas que están habituadas a dormir boca abajo tienen  los sueños más positivos, entre los que se encontraban los sueños húmedos. Lo sorprendente es que muchos recuerdan con precisión  la pesadilla, lo que no siempre ocurre con los sueños. El mal sueño deja un mal sabor, porque no resulta agradable.