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El Telégrafo
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Los mea culpa de un periodista

Los mea culpa de un periodista
22 de mayo de 2013 - 00:00

Fueron muchas las formas en que desapareció Rubén Darío Buitrón luego de que el periodista argentino Martín Caparrós, desde su cuenta de Twitter, se refiriera a un texto publicado con la disposición gráfica de una entrevista. “Yo cuidé mucho que no se confundiera con una entrevista”, decía Buitrón vía telefónica unos días después de publicar el texto “Entre el Papa, los Kirchner y el ego argentino”, hace dos meses.

Y efectivamente, el texto no decía en ninguna parte -ni en el impreso ni en la página web- que era una entrevista. Publicado en la edición dominical del 17 de marzo de diario Expreso, el tema explotó en redes sociales, pues fue el mismísimo Caparrós quien, desde su cuenta de Twitter (@martin_caparros), se encargó de aclarar que nunca había hablado con Buitrón:

“Maestro! Un ¿periodista? ecuatoriano que intentó hablar conmigo y no me encontró, igual publica su entrevista”, decía, en un tuit en el que adjuntaba el enlace (que hoy no lleva al texto, sino a la página de inicio del diario Expreso).

La supuesta entrevista fue, en realidad, un ensayo-perfil sobre la reflexión de Martín CaparrósLas reacciones no tardaron en regarse por las redes sociales. Y Buitrón desapareció. Cerró su cuenta de Twitter (@periodismotdnp) y su blog (rubendariobuitron.wordpress.com), donde acostumbraba comentar del quehacer periodístico del país, amparado en su lema “crítica y autocrítica del periodismo”.

Y aunque la autocrítica ha tardado, Buitrón ha vuelto, ahora, dos meses después, para explicar lo sucedido. El blog empezó desde cero. Hoy hay 4 entradas, 3 de ellas relacionadas con el tema de Caparrós.

En el post “La implacable guerra contra mí mismo”, Buitrón expresa que en su momento no tuvo el espacio para publicar una aclaración. Cabe anotar que la redacción de Medios de El Telégrafo le pidió reiteradamente una reunión (que no llegó a darse) para hablar del tema.

Pero es en el siguiente post (“Mi discípulo, mi maestro”) donde surge una información más detallada de lo ocurrido. Ahí Buitrón confirma algo que saltaba a la vista.

“La supuesta entrevista fue, en realidad, un ensayo-perfil acerca de la novedosa e irreverente reflexión del destacado intelectual argentino sobre acontecimientos de gran coyuntura internacional”, cuenta Buitrón en el post, y explica además que por el “entusiasmo de alguien” el tema fue compartido en Twitter como una entrevista, desde la cuenta oficial del diario.

Ese post, publicado el lunes, está dedicado al periodista Ricardo Tello (el denominado “discípulo y maestro”), que el 28 de marzo, desde su columna de opinión en El Universo, fue una de las pocas personas que se refirieron a la supuesta entrevista en los medios de comunicación.

Según Buitrón, Tello “sin tapujos, dejó constancia de mi arrogancia implacable, a lo largo de los años, para criticar a los demás. Y dejó constancia de que me equivoqué”.

Y en el mismo post en que habla de Tello, Buitrón se refiere al diseño del texto sobre Caparrós, criticado por su aspecto de entrevista. “Usé un formato y un diseño confuso, sin advertir al lector ni al protagonista que se trataba de un ensayo-perfil donde también irían otros textos y, además, mis opiniones y análisis en cursiva”.

La cursiva no llegó al último párrafo en la web de Expreso (cabe anotar que sí estaba en el impreso). Al parecer, aquello provocó que Caparrós hablara de “imaginación calenturienta”.

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