“Lo real maravilloso” atraviesa el arte colombiano
Washington, Estados Unidos.- El Realismo mágico que creó el escritor colombiano Gabriel García Márquez encuentra su reflejo plástico en los lienzos y esculturas de una veintena de sus compatriotas en Lo real maravilloso, un recorrido por la historia cultural de Colombia que acaba de inaugurarse en Washington.
La idea de que la historia y geografía de América Latina son “tan extremas que parecen ficticias o incluso mágicas a los extranjeros”, definida por el escritor cubano Alejo Carpentier, sirve como eje de la muestra que se exhibe desde el pasado lunes hasta el 27 de septiembre en el Centro Cultural del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Ese concepto que Carpentier bautizó como “lo real maravilloso” es utilizado para describir la forma como Colombia “ha sido dibujada y redibujada, reimaginada y reinventada muchas veces” por los artistas nacidos en su territorio, dijo el comisario de la muestra, Félix Ángel.
Igual que García Márquez sintió la influencia literaria de Carpentier al concebir el realismo mágico, los artistas colombianos han entendido “que en la realidad cotidiana hay algo maravilloso, algo que trasciende, que innova”, explicó el jefe de Asuntos Culturales, Solidaridad y Creatividad del BID, Iván Duque.
En el pequeño espacio que ocupa la muestra, elaborada a partir de la colección permanente del BID, caben desde réplicas de las figuras precolombinas del Museo de Oro de Bogotá hasta ejemplos de videoarte de la década de 2000, pasando por obras de los artistas Carlos Rojas, Edgar Negret y David Manzur.
La exposición da un salto desde la época precolombina hasta el nacimiento del arte contemporáneo en el Bogotá de la década de 1950, para retratar después la experimentación de los años 60 y 70 y la diversidad de corrientes del final del siglo XX. “Buscamos períodos en los cuales los artistas tenían una narrativa y una composición que cuenta lo que ocurría en el país”, indicó Duque. “Tenemos entonces desde el paisajismo de Gonzalo Ariza hasta los desnudos de Luis Caballero, pasando por las figuras geométricas de Negret, (Eduardo) Rodríguez Villamizar u Omar Rayo, hasta creaciones más coloridas, como los telares de Olga Amaral”, apuntó.
Una gigante pieza de lana de Amaral, que con el nombre de Riscos Calizos simula las tonalidades de las capas de la tierra enrojecidas por los sedimentos, da la bienvenida al visitante a la entrada de la exposición, junto a un enorme paisaje sin título en el que Ariza refleja los microclimas de la selva colombiana.
Les siguen ejemplos del arte óptico de los 60, como El héroe ausente de Rayo, un juego visual que dibuja guantesde boxeo; del arte figurativo de Enrique Grau, con su escultura en bronce El beso; o del expresionismo de María de la Paz Jaramillo, que retrató el ambiente intelectual del Bogotá de los años 70.
El escaparate de Colombia se ampliará a través de una aplicación para iPad que el BID lanzó en mayo. “Allí habrá una galería de 24 piezas. Eso hará una conexión entre el público de Washington y el público que está en cualquier lugar del mundo”, explicó Duque.
