Ecuador, 05 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La figura clave: Ricardo Paredes

La figura clave: Ricardo Paredes
12 de junio de 2013 - 00:00

Pocas veces ha ocurrido, dentro de la historia de la izquierda, que un latinoamericano haya provocado, a nivel conceptual y político, una redefinición de tanta trascendencia acerca de la situación de los países latinoamericanos en el contexto del capitalismo global. Y fue nada menos que un referente ecuatoriano el responsable de ampliar la mirada en torno a una región de la que hasta ese momento no se tenía demasiada información. Este papel le cupo a Ricardo Paredes que como representante del socialismo y el comunismo ecuatoriano asistió a los debates que tuvieron lugar en el marco del VIº Congreso de la Comintern, desarrollado en Moscú, entre el 17 de julio y 1  de septiembre de 1928.

Dicho encuentro fue fundamental por varias razones. La creencia en el inminente derrumbe del capitalismo obligaba a asumir una nueva estrategia, de combate radical contra todos aquellos que conspiraran, de modo abierto o solapado, en contra del triunfo de los sectores trabajadores: se asumía pues que era este un período de “clase contra clase” y, por tanto, de lucha irreductible frente a la burguesía y sus aliados. Por otra parte, y por primera vez, América Latina comenzaba ser visualizada como un actor de creciente importancia en el desarrollo de las fuerzas socialistas a nivel mundial y, sobre todo, en el creciente enfrentamiento contra los Estados Unidos, potencia de claras aspiraciones imperiales y que en su desarrollo industrial dejaría rezagados a Francia, Alemania y, sobre todo, Gran Bretaña. Esta apertura hacia nuevos horizontes abriría las puertas a la participación de los partidos comunistas de países que, como Colombia, Paraguay y desde ya Ecuador, se incorporaban a este espacio intentando contrastar, en ciertos casos, su realidad local frente a los conceptos predeterminados desde Moscú. Por último, y como telón de fondo de estos debates y encuadramientos políticos, se encontraba Stalin que por medio de este VIº Congreso buscaba consolidar su liderazgo ya no solo dentro de la Unión Soviética sino también en el contexto del comunismo internacional.

Como se preveía, la sesión dedicada al “problema colonial” fue de las más delicadas y complejas debido a las diversas opiniones generadas alrededor de la revolución socialista en los países de la región los que, a partir de la revuelta acaudillada por Augusto C. Sandino en Nicaragua, merecían cada vez más atención por parte de la Comintern. El debate fue arduo e intenso pero, sin duda, la voz más reveladora de este nuevo sentir latinoamericano fue la de Ricardo Paredes, quien expuso, como ningún otro delegado lo había hecho, las características diferenciadoras de un conjunto de países que por su situación económica y política no podía ser definido como “coloniales” o “semicoloniales”, términos tradicionalmente utilizados desde Moscú para clasificar a aquellos países que no podían ofrecer ningún tipo de resistencia frente al imperialismo. Por el contrario, Paredes llegó a la conclusión de que Argentina y Brasil, con una mayor autonomía de sus clases dominantes, o Ecuador, por la poca atención recibida hasta el momento por los Estados Unidos, podían ser considerados como “dependientes”. De este modo, y en su confrontación con la visión soviética, el representante ecuatoriano había generado una apreciación política importante, no solo distinguiendo de modo preciso a los países de la región en función de sus características sociales y económicas, sino también de acuerdo a un proyecto político concreto que demandaba conocer potenciales aliados y enemigos a la labor revolucionaria del partido y de las masas.

Con el correr de los años, el concepto de “dependencia”, vinculado a la cuestión del imperialismo, sería altamente fructífero para la izquierda y para la teoría social y política latinoamericana. Los partidos comunistas de la región asumirían esta noción cada vez con mayor fuerza en las siguientes décadas y, sobre todo a partir de los años 50, su utilización tendría también un alcance económico y sociológico por medio de la “Teoría de la Dependencia”, en la que se establecería una renovada lectura sobre la realidad latinoamericana a partir de la existencia de países centrales y periféricos. Con todo fue a partir de la intervención del ecuatoriano Ricardo Paredes que esta apreciación comenzó a tomar forma, convirtiéndose así en una de las aportaciones más originales en la historia de la izquierda internacional, y más trascendentales en la estrategia política de los movimientos revolucionarios de América Latina.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media